
Sanae Takaichi, la nueva primera ministra japonesa, dijo más o menos que un ataque de China a Taiwán provocaría una respuesta militar por parte de Japón (Iberia se refuerza con un vuelo adicional entre Madrid y Tokio).
Eso bastó para la paralización inmediata del flujo de turistas chinos a su país, sin que exista una prohibición formal, pero que en la práctica es lo mismo. Las agencias y las aerolíneas chinas han suspendido los viajes, como respuesta a Japón. Este lunes, la primera ministra intentaba arreglar las cosas buscando cómo corregir lo que había dicho (Japón crea un modelo con precios turísticos más altos).
La prensa del gigante asiático ha hecho del asunto una cuestión muy seria y narra cómo las agencias han optado por paralizar las reservas porque los ciudadanos están preocupados.
Observen lo complicado de la situación: mientras los chinos paralizan sus viajes a Japón, vuelan a Taiwán de forma normal con incontables compañías aéreas operando esas rutas.
Japón, al mismo tiempo, está desbordado de turismo, por lo que el impacto de esta retirada no será tan grave como en otros momentos, aunque la presencia china en el país es masiva dada la gran importancia que tiene cuantitativamente el mercado chino. En 2024 los chinos fueron el 21 por ciento de todos los turistas que visitaron el país.
Algunas pocas agencias chinas mantienen su programación, esperando una definición más clara por parte de su gobierno. En todo caso, no cabe la idea de que, si Beijing dice que hay que dejar de viajar, alguien vaya a seguir organizando viajes.
Los billetes de avión, en cambio, se siguen comercializando normalmente, pero las aerolíneas han introducido una política urgente de reembolsos, de forma que quien no quiera viajar recibe su dinero instantáneamente. Las grandes aerolíneas chinas son estatales.
Air China, China Eastern Airlines, China Southern Airlines, las tres estatales, y las privadas Hainan, Xiamen, Spring o Sichuan Airlines, también anunciaron las nuevas políticas de cancelaciones.
El ministerio de Cultura y Turismo chino emitió el domingo un aviso pidiendo que se reduzcan los viajes.
Los financieros consideran que Japón puede perder un 0,36 por ciento de su PIB por el boicot.
