
La situación de la aviación rusa, aunque sigue operando, se degrada cada día, al punto de que Estados Unidos ha permitido a Belavia, la aerolínea de Bielorrusia, que compre algunos repuestos en Occidente (Rusia desmantelará ocho aviones Boeing para salvar la operativa de Aeroflot).
El aislamiento al que se ha sometido a Rusia por su invasión de Ucrania ha supuesto que no acceda a los mapas digitales que ofrecen las empresas tecnológicas occidentales, lo que ha llevado a los pilotos rusos a tener que volar con mapas de papel.
Por ejemplo, no acceden al sistema Jeppesen o al alemán Lido, que ayudan a los pilotos a volar y que cada 28 días se actualizan, pero no para los rusos. Hace diez años que Aeroflot venía usando Lido, pero ya no tiene acceso.
Un piloto ruso entrevistado en Occidente dice que “usábamos mapas Jeppesen. Cuando la anexión de Crimea en 2014 cambió la navegación allí. Pero un año después el aeropuerto de Simferopol ya estaba en los mapas. En cambio, en 2022 las cosas fueron peor. Durante un mes seguimos recibiendo datos, pero desde ese momento nos vimos obligados a volver al papel. Los mapas en papel no están bloqueados”.
El piloto explica que hoy vuelan con tablets, pero lo que tienen son mapas en papel. “Después del bloqueo, Aeroflot buscó desesperadamente otro proveedor de mapas y halló una empresa de San Petersburgo que se llama Aeromap, pero que ha resultado incapaz de atender la demanda y sus mapas no son nada fiables.”
Hoy la planificación de vuelos es bastante caótica. “Los formatos de cálculo varían, las tripulaciones no están preparadas y los datos no son fiables”, dice el piloto. Así hoy se opera sin documentos de vuelo, sin cálculos bien hechos, con mapas aproximados y se carga el combustible un poco a ojo.