
París ha mostrado cierta satisfacción en su política de lucha contra los apartamentos turísticos porque, tras mil medidas, ha conseguido reducir el número de plazas ofertadas de 98.000 de 2024 a 60.000 (Las capitales europeas que han declarado la guerra al modelo Airbnb).
Frédéric Hockquard, el teniente de alcalde de turismo, asegura que el objetivo no es llegar a cero sino encontrar un nivel “que no comprometa la capacidad de los parisinos para encontrar alojamiento”, según publica L’Echo Touristique.
Otras fuentes independientes también confirman un fuerte descenso, pero no tan acusado como dice el municipio parisino.
Las medidas restrictivas han ido haciendo mella en el negocio. Aparentemente, la más efectiva es la que ha limitado a 90 días el tiempo anual durante el que una vivienda puede estar dedicada al negocio del alquiler turístico.
El municipio dice que está ahora entre los 35 y 40 millones de visitantes al año y que “más allá de este umbral corremos riesgos”.
La capital francesa obtiene el 12 por ciento del empleo directamente del turismo, que genera 15 mil millones de euros de rentas.
Es particularmente interesante recordar que París ya no tiene información turística presencial, pero dispone de 63 quioscos o profesionales ajenos. Ahora todo es fundamentalmente por Internet.