
Estamos ahora ante una nueva dinámica: la irrupción real o el anuncio de nuevos drones rusos en las zonas fronterizas de la OTAN en Polonia, los países Bálticos y Rumanía, está ocasionando el reiterado cierre del espacio aéreo y la suspensión de las operaciones en varios aeropuertos, principalmente Lublin y Rzeszow (Polonia: cierran tres aeropuertos por un alud de drones de guerra rusos).
Letonia también ha aplicado restricciones en su espacio aéreo, lo que en conjunto genera un entorno de gran inestabiidad. Las fronteras con Bielorrusia son tratadas igual que las que conducen a Ucrania y, por supuesto, Rusia.
Ahora la Agencia de Navegación Aérea de Polonia ha introducido el cierre de una banda de suelo en sus fronteras cerrada al sobrevuelo, medida que al menos estará en vigor hasta el próximo 9 de diciembre. Los vuelos comerciales a más de tres mil metros, que son todos los que no aterrizan en la zona, están permitidos.
Según Polonia, sólo en una noche se detectaron 19 incursiones no autorizadas en el espacio aéreo del país. En las tres repúblicas bálticas, Letonia, Estonia y Lituania, el clima es el mismo.
También en las zonas más cercanas de Rumanía con Ucrania se han detectado maniobras de drones, por lo que Bucarest ha tomado medidas.
En este sentido, el aeropuerto más afectado es el de Rzeszow, muy cercano a la frontera ucraniana, en el que se procesa todo el material de guerra que varios países entregan a Ucrania. La ciudad de Lviv es la más cercana.