
La cúpula de Air Europa siempre ha vivido con la lengua fuera, en permanente estado de estrés. Cuando no ha aparecido un juez, lo ha hecho la policía, la prensa libre o los políticos a salto de mata. A veces hasta los colegas más recortaditos y los lessors más conspicuos acaban amargándoles los días (La UCO vincula a Koldo García con el rescate de Air Europa).
Hidalgo cogió la aerolínea en caída libre hace siete lustros para no verse arrastrado por ella. A base de esfuerzo, imaginación y pillería acabo situándola en lo más alto. Pero en el trayecto fueron muchas las turbulencias de todo tipo a las que tuvo que hacer frente el peculiar conductor de la muy cortejada empresa.
Turbulencias inherentes al negocio en la mayoría de los casos y otras surgidas por los barullos en los que consciente o inconscientemente se ha metido el dueño: juicio por los billetes de los residentes, peleas con las autoridades de su tierra natal, batalla contra sus contrincantes, denuncias de agencias y un largo etcétera.
De todos los embrollos, incluidos los descomunales, Hidalgo ha salido indemne y con nula afectación para la compañía. Porque las vicisitudes de los dueños de Air Europa, que no han sido pocas e irrelevantes—caso Begoña, UCO, Feavv, dinero desaparecido…— no han impactado en la empresa.
Ahora Air Europa afronta tres desafíos no polémicos pero sí complejos: la “due dilligence” de Turkish para ver como está la compañía por dentro; el visto bueno de la siempre estricta Unión Europea; y el pago del rescate a la SEPI. En la decisión de Turkish no interfiere la política pero sí en la UE y en la SEPI (Turkish exige una revisión completa de Air Europa antes de firmar).
Los Hidalgo van a pedir un aplazamiento del pago del rescate, según publica este lunes The Objective. Tendrán que darse prisa en solicitarlo porque la situación política en España es delicada y la SEPI podría estar en manos del PP en caso de que se adelantaran las elecciones. Y los Hidalgo y el PP no viven un momento idílico. Otro lío más. O no…