
Pan Am fue la primera aerolínea del mundo durante muchas décadas. Era la más importante de Estados Unidos, entonces una potencia muy distante del resto. Es la aerolínea para la que se hizo el 747, por ejemplo. Una marca muy querida y con gran historia (La mítica Pan Am vuela de nuevo).
Ahora, un grupo de empresarios agrupados en la sociedad AVi8 Air capital está estudiando si es posible volverla a abrir. Esto no tiene nada que ver con las dos excursiones que, con aviones pintados con esta marca, se hicieron hace unas semanas desde América a Europa. Eran dos aventuras menores, olvidadas al acabar.
Esto va más en serio. Ahora se analiza el posicionamiento de mercado, qué nichos hay, qué papel tendría ante las tres grandes americanas (Delta, United y American), y qué ventajas operativas en materia de costes se podría conseguir con una flota nueva.
Se está viendo la disposición del mercado a poner dinero y un plan de rutas viable. No hay problemas para recuperar la marca, hoy en mano de Pan Am Global Holdings, cuya actividad es mínima y centrada en la comercialización de recuerdos.
No obstante, experimentos como este no son fáciles. Una aerolínea con una marca así no puede competir con las low-cost en el corto radio, mientras que entrar en el largo radio, con rutas parecidas a las que un día operó es muy complejo por la cantidad de dinero que se requiere y por la resistencia que las aerolíneas que conocen el mercado hoy plantearían.