
Las olas de calor y los incendios forestales están cambiando los planes de miles de turistas británicos, que este año evitan viajar al sur de Europa en pleno verano. En zonas como España, Grecia o Turquía, se están viendo temperaturas por encima de los 40 grados, lo que ha llevado a muchos viajeros a aplazar sus vacaciones para septiembre, octubre o noviembre (Las olas de calor vuelven a amenazar a los destinos españoles).
Según informa Expansión, la Comisión Europea de Viajes calcula que un 9% de los europeos está cambiando sus viajes por el riesgo de fenómenos extremos, una cifra ligeramente superior a la del año pasado. “Viajar en temporada media es una costumbre que se está extendiendo. Ahora hay más vuelos y más aerolíneas disponibles”, apunta el director de Wyndham Hotels & Resorts en Europa, Dimitris Manikis.
Otros factores como la inflación y el estancamiento de los salarios también empujan a buscar meses más económicos. Hays Travel asegura que posponer unas vacaciones de agosto a octubre puede suponer un ahorro cercano al 38%. De hecho, en Ibiza, las reservas en temporada media han crecido un 30%, y en destinos europeos, las de octubre y noviembre son un 20% superiores a las de 2023, según la agencia Loveholidays.
Igualmente, Easyjet ve crecer la demanda fuera del verano. “Viajar fuera de los meses de verano es ahora una opción más atractiva porque el clima es mejor”, afirma su CEO, Kenton Jarvis. Aunque las familias con hijos siguen apostando por la temporada alta, cada vez es más habitual que sumen escapadas en pareja o en solitario en otros momentos del año.
Esta tendencia de desestacionalización se confirma con los datos de AirDNA, que indican que las visitas a España, Francia e Italia en verano han ido cayendo de forma constante desde 2018. “En los últimos años se han registrado varias olas de calor récord. La gente elige la temporada baja porque hay menos gente, es más fresco y más barato”, concluye el analista, Bram Gallagher.