La crisis política en Portugal ha paralizado la venta de TAP, la aerolínea de bandera del país. La caída del primer ministro, Luis Montenegro, ha dejado al Gobierno en funciones con poderes limitados, impidiendo la publicación del decreto-ley que formalizaría la privatización. La incertidumbre se prolongará al menos hasta después de las elecciones anticipadas de mayo, lo que podría retrasar la operación entre seis meses y un año, dependiendo de la formación del nuevo Ejecutivo.
IAG, matriz de Iberia, es uno de los principales interesados en adquirir TAP, con el objetivo de fortalecer su presencia en las rutas entre Europa y América Latina. Sin embargo, no es el único: Lufthansa y Air France-KLM también han mostrado interés en la aerolínea, lo que ha generado una competencia directa. Cada uno de estos grupos busca consolidar su posición en el mercado transatlántico, donde TAP tiene una cuota relevante.
Condiciones del Estado portugués
El Gobierno de Portugal había establecido condiciones para la venta de TAP, incluyendo el mantenimiento del hub en Lisboa y la continuidad de rutas estratégicas con Brasil y América del Norte. En caso de que ningún oferente acepte estos términos, el Ejecutivo se reservaba la posibilidad de mantener el control mayoritario de la aerolínea. Esta opción es defendida por el Partido Socialista, que propone una venta parcial en lugar de una privatización total.
Una aeronave de TAP. Fuente: TAP Air Portugal
El proceso de privatización estaba en manos de Parpública, el holding estatal encargado de gestionar las participaciones públicas. Se había designado a Bank of America como asesor financiero y a Morais Leitão para la parte legal. Sin embargo, con el Ejecutivo en funciones, el ministro de Presidencia, António Leitão Amaro, ha reconocido que cualquier decisión final deberá ser tomada por un Gobierno con plenos poderes. Este escenario genera incertidumbre sobre los plazos y las condiciones de venta.
Desacuerdos políticos sobre la privatización
Aunque tanto el Partido Socialista (PS) como el Partido Socialdemócrata (PSD) coinciden en la necesidad de vender TAP, no han logrado un acuerdo sobre el porcentaje de desinversión estatal. Este punto podría convertirse en un obstáculo adicional en caso de que el nuevo Gobierno no logre una mayoría clara tras las elecciones de mayo. Un posible bloqueo parlamentario prolongaría aún más el proceso.
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A pesar de la incertidumbre política, TAP continúa con su actividad habitual. En 2024, transportó 16,1 millones de pasajeros, lo que representa un aumento del 1,6% respecto al año anterior. Además, ha logrado mejorar sus ingresos por asiento en un 3,4%, manteniendo un rendimiento en línea con el sector. Estos datos muestran que, a pesar del contexto político, la aerolínea mantiene su estabilidad operativa.
