Llevamos varios intentos de poner en marcha una aerolínea low cost en el Atlántico Norte y todas se han saldado con fracasos. El caso más clamoroso es el de Norwegian, pero en Islandia tienen también su cuota de desastre. Basta recordar cómo acabó Wow, cuyo modelo era el de crear un hub en la isla para enlazar una red de corto radio europea con lo mismo en Norteamérica (Play de Islandia abre una ruta aérea de Valencia a Reikiavik).
Hasta que apareció Play. La nueva aerolínea fue creciendo despacio y parecía que esta vez habían acertado. Pero no, era una ilusión. La compañía roja (porque esos son sus colores) acaba de anunciar que abandona la mayor parte de sus rutas a Norteamérica por una sencilla razón: no son negocio.
Sin rodeos, Play dice que los resultados de su negocio han sido malos, sobre todo este año. De manera que va a reenfocarse a sus rutas a Europa, porque Islandia de alguna manera está de moda como destino turístico. Tal es el recorte que va a dejar de emplear una tercera parte de su flota, lo cual tampoco es mucho porque la aerolínea apenas tiene diez aviones. Un avión, por ejemplo, se va a alquilar.
Y algo más: la aerolínea va a crear una filial en Malta –mejores condiciones fiscales—y además pondrá una base con un avión en Tenerife para volar a Islandia desde allí. No sólo a Keflavik sino también a Akureyri.
Precisamente, tras ir salvando la situación, este verano pasado, cuando todo parecía apuntar a un despegue, los resultados son especialmente decepcionantes.
