Publica un periódico que seis de cada diez turistas dejarán de veranear en España debido a que el cambio climático aumenta las temperaturas y provoca un empeoramiento de las condiciones para viajar y para las estancias. Y lo publica con la pompa que acompaña a la verdad más rigurosa (¿El calor nos dejará sin turismo?).
Los datos proceden de entornos científicos, de manera que cuestionar este escenario equivale a ‘fake news’: nos han dicho una verdad y contradecirla es negar lo obvio.
Desde mi punto de vista, nadie tiene la menor certeza de cuántos grados más subirán las temperaturas debido al cambio climático. Parece que, efectivamente, subirán, pero de ahí a determinar una cifra hay un trecho que más o menos todo el mundo ve que no es salvable porque la naturaleza aún sigue siendo impredecible.
Pero hay un segundo factor a tener en cuenta: cómo van a reaccionar los turistas ante el cambio climático. Y en este sentido sí que es una temeridad hablar de cuántos van a venir o dejar de venir. Porque hoy mismo, Arabia está trabajando duro para aumentar su turismo cuando todo el mundo sabe que sus temperaturas son extremas. Y en 2023 el destino turístico que más ha crecido del mundo, después de Albania, ha sido Qatar, cuyas temperaturas medias son notablemente más elevadas que en España.
Incluso hay que incorporar otro elemento a la ecuación: en julio y agosto las temperaturas serán disuasorias, pero, en cambio, en el resto del año España empezará a ser mucho más veraniega y eso podría suponer más visitantes, dado que tenemos todas las infraestructuras para ello.
Por todo esto, para mí lo realmente “fake” es decir que el turismo caerá un sesenta por ciento. Podríamos decir que caerá un cinco o que subirá un nueve, para todo lo cual tampoco tenemos más evidencia que el atrevimiento.
