El que fuera máximo responsable de la Federación Hotelera de Mallorca ha hecho unas reflexiones en un periódico de Baleares que merecen especial atención: dice que el problema del archipiélago, relacionado con la idea de saturación, no es de demanda sino de oferta. Quiere decir que la raíz de lo que ocurre no está en la clientela, que vienen mucho, que son tal o cual, sino en la oferta, en el producto que ofrecemos.
Y tiene razón. Es obvio que tiene razón.
Añade que Baleares puede morir por falta de gestión, porque desde hace más de quince años no se hace nada en este sentido. Y también tiene razón.
¿Por qué tiene razón?
Vamos paso a paso. Como dice Vázquez, no es posible prohibir a un europeo viajar a Baleares. Por lo tanto, el tema está en casa. Nadie viaja a un lugar y duerme en el suelo. Antes de partir el turista hace una reserva y eso condiciona que viaje o no. Ustedes habrán intentado viajar a algunos lugares de Suiza, quizás, y se han encontrado con que los precios son demenciales –para un español–, por lo que ahí acaba su viaje, en la búsqueda. ¿Lo entendemos? Los precios se fijan en función de la oferta demanda, lo que significa que, si son altos, hay poca oferta. Por lo tanto, tiene razón Vázquez, hay que gestionar la oferta, el producto, lo que se vende.
Baleares no puede vender productos de bajo precio, pongamos como ejemplo los viajes de estudios. Y tampoco es un tema difícil de evitar porque un hotelero que puede tener clientes que paguen más los prefiere.
Pero eso exige calidad, reinversión. Nadie va a pagar muy cara una estancia en un lugar impresentable, donde las infraestructuras son clamorosamente malas. Esta es una urgencia. Y como dice Vázquez, llevamos quince años sin hacer nada o haciendo poco, que siempre queda mejor.
Por lo menos, parece que estamos acercándonos al problema, por muchos que se escuchen aún muchos disparates como el de limitar los visitantes, como si esto fuera posible.
