Los rebaños de ovejas llevan pastor, los humanos llevan Tik Tok ¿Por qué Es Caló d’es Moro se convirtió de la noche a la mañana en una de las pequeñas calas de Mallorca más masificadas? Los responsables turísticos de Snowdonia publicaron hace poco la foto de una interminable caravana de viajeros que llegaban al pico más alto de Gran Bretaña, porque las redes sociales así lo habían determinado.
En Testeina, Masdache, Lanzarote, hay una palmera inclinada a la que Tik Tok ha enviado miles y miles de viajeros. El problema es que la palmera está en un lugar que un día fue tranquilo, en Tías, y que ahora es un desorden.
En Egipto, los guías turísticos que están al pie de las Pirámides ya saben desde qué ángulos y en qué posición hay que sacar fotos iguales a las que aparecen en Instagram o a las filmaciones de Tik Tok. Y allí están los viajeros amontonados. De Ramsés ni idea, pero de dónde sacar la foto, toda.
En Austria se han puesto vallas metálicas en los lugares de las fotos de Hallstat que más incordian a los vecinos. En el monte Fuji, Japón, ha ocurrido lo mismo.
Los pastores electrónicos llevan a los corderos en busca del ángulo correcto. Y el local sólo ve estas tropas de inconscientes que puede llegar a cualquier cosa, incluso perder la vida, por imitar lo que ha visto en las redes.
Estos son los grandes cambios que trae el turismo: no necesariamente se viaja para ver un lugar o una cultura sino para repetir una experiencia mediática, para copiar.
