Desde el 25 de abril pasado, Venecia cobra 5 euros a cada persona que quiera entrar en la ciudad, excepto si se va a alojar. En los primeros dos meses y medio, los 450 mil pagadores de este impuesto permitieron que Venecia recaudara 2,2 millones de euros. Pero, sin embargo, la cifra total de visitantes no ha bajado (Venecia, primera ciudad que cobra entrada al turista).
Las críticas arrecian contra el ayuntamiento, que ahora propone subir la tasa a los 10 euros por día y persona. Los pasos, los puentes y los lugares concurridos de la ciudad siguen igual de saturados que siempre.
No hay ni taquillas ni barreras, pero sí controles. Las multas por no haber pagado la tasa van desde 8.500 a 20.800 euros, una cifra tan importante que no se ha impuesto ninguna sanción.
Como el número de viajeros no se ha reducido para nada, Simone Venturini, responsable de turismo, dijo que el año que viene se estudia introducir un aumento del cien por ciento en el impuesto.
Los que se alojan en hoteles no pagan esta tasa, pero, por supuesto, tienen un impuesto municipal en su estancia, lo cual se aplica ya hace años, sin que tenga otro resultado que aumentar la recaudación.