La Comisión Europea da su versión de lo sucedido con la compra fallida de Air Europa por parte de Iberia, que no ha salido adelante por las trabas puestas por una Dirección General de Competencia donde tienen un peso dominante Alemania y Francia, países contrarios a una operación que habría jugado en contra de los intereses de sus aerolíneas de bandera, Lufthansa y Air France. España, por su parte, se ha mantenido al margen en la fase crucial del proceso, una postura que ha causado malestar en el seno de IAG (Iberia comunica a Bruselas que renuncia a la compra de Air Europa).
La vicepresidenta ejecutiva y responsable de Competencia, Margrethe Vestager, explica que “nuestro análisis en profundidad reveló que la fusión habría afectado negativamente a la competencia en un gran número de rutas nacionales, de corta distancia y de larga distancia dentro, hacia y desde España en las que las dos aerolíneas compiten estrechamente”.
Detalla que “nos preocupaba que la operación pudiera haber tenido efectos adversos para los pasajeros en términos de aumento de precios o disminución de la calidad de los servicios”. Y en relación a las propuestas presentadas por IAG, que llegó a ofrecer la cesión del 52% de los vuelos de Air Europa a terceras compañías, sostiene que “no abordaron plenamente nuestras preocupaciones en materia de competencia”.
“Esta es la segunda vez que se solicita a la Comisión que evalúe la adquisición de Air Europa por parte de IAG con arreglo a las normas de control de concentraciones de la UE, después de que el primer intento fracasara en 2021 debido a las preocupaciones de la Comisión. Air Europa se encuentra en una posición más fuerte hoy que en 2021, por lo que el desafío de identificar soluciones adecuadas fue incluso mayor que en 2021”, concluye.
