
El oftalmólogo Romulo Albuquerque, su mujer y sus dos hijos, pasaron sus vacaciones en Europa. En su vuelo de regreso del Viejo Continente, en clase business, para tener más confort, fueron emboscados por un ejército de chinches que se había instalado en sus asientos.
Ya en el avión, tanto el médico como su mujer, Lisandra García, se dieron cuenta de que el asiento estaba indecente, por lo que alertaron al personal de a bordo. En lugar de soluciones, los dijeron que no levantaran la voz porque los demás pasajeros no debían de oír nada.
Los cuatro integrantes de la familia acabaron el viaje con sus cuerpos llenos de ronchas rojas, debido a los insectos. Por supuesto, este picor y las manchas impidieron que la familia pudiera vivir normalmente los días siguientes al vuelo a Serbia. De forma que la primera actividad que desarrollaron en Europa fue rascarse. Las huellas de las picaduras empezaron a desaparecer días más tarde, ya en su casa de Roanoke, Estados Unidos.
La familia ha iniciado acciones contra KLM ante la corte de distrito de Virginia del Oeste. Los abogados del médico han intentado un acuerdo extrajudicial -también con Delta, la que originalmente les vendió el billete con su asociada, KLM-, pero no hubo manera.
El vuelo de los Albuquerque fue de Roanoke a Atlanta, con Delta, y desde allí con KLM a Ámsterdam, donde enlazaron con otro vuelo a Belgrado. El vuelo en compañía de las chinches fue de Atlanta a Ámsterdam en los asientos 12H y 12K.
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