Un grupo de cinco de ingleses viajó a Málaga a pasar unos días de vacaciones. Iban acompañados por una mujer de 89 años.
La turista murió durante su estancia en España. Pero los familiares, en lugar de iniciar los procedimientos habituales en estos casos, decidieron llevar a la anciana al aeropuerto en una silla de ruedas, a ver si ‘colaba’ como viajera dormida.
Llegaron a subir al avión, pero antes de partir, la tripulación se dio cuenta de la situación y bajaron a la pasajera. El vuelo se retrasó 12 horas.
El cuerpo sin vida de la anciana fue colocado en un asiento por sus familiares, al final de la cabina. Los tripulantes preguntaron al personal de embarque cómo pudieron permitir esta situación, a lo que estos dijeron que preguntaron a la familia por la persona en cuestión pero que le contestaron que estaba exhausta y dormida.
El avión ya había llegado a la cabecera de pista, antes de suspender toda la operación.
Easyjet explicó que en el momento del embarque la mujer estaba viva y que iba acompañada de un certificado que así lo acreditaba.
El escándalo, obviamente, lo organizaron otros pasajeros que comprobaron lo absurdo de la situación, con doce horas de retraso.
Algunos dijeron que los familiares le hablaban a la fallecida como si estuviera viva y pudiera de alguna forma escucharlos.
Los pasajeros acusan a Easyjet de negligencia, aunque la compañía asegura haber hecho las preguntas correspondientes a la familia, aunque, presumiblemente, la pasajera afectada no les contestó.
Una vez comprobada la situación, personal de emergencias del aeropuerto acudió al lugar y se llevó a la mujer en una ambulancia.
Las redes sociales ardieron con la noticia, culpando también al servicio del aeropuerto encargado del transporte de viajeros con dificultades de movilidad.
El avión tenía su salida programada a las 11.15 de la mañana, pero partió a las 22.47, por sucesivos retrasos vinculados con este asunto.
Si el viajero fallecido no tiene seguro, el trámite para su repatriación es muy complejo burocráticamente. Su coste mínimo es de entre los cuatro y los cinco mil euros, sin contar con extensiones de estancias, hoteles, desplazamientos.
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