
Aena, la empresa pública española que tiene una participación privada minoritaria, anunció en el día de ayer que ha comprado el 51 por ciento de Infrabridge, la sociedad propietaria y gestora del aeropuerto inglés de Leeds Bradford, en el centro del país, y del 49 por ciento del de Newcastle, al noreste. La transacción está valorada en algo más de los 300 millones de euros, dependiendo del cambio de la libra esterlina, y su precio en moneda local es de 270 millones.
Aena ya era propietaria de la gestión del aeropuerto de Luton, que sirve a la ciudad de Londres y que tiene más volumen de pasajeros que los dos que acaba de comprar. En Luton, el 49 por ciento de la propiedad de la gestión es de Infrabridge, la vendedora de Leeds y de Newcastle. Pero el aeropuerto en sí es propiedad de las autoridades locales.
La inversión de 300 millones procede de la solvencia de Aena en España, su primer mercado, dado que Luton, donde tiene el 50 por ciento, no llega ni siquiera a dar el diez por ciento de esa cifra en beneficios. Los beneficios del gestor en España, de casi 2.000 millones, permiten comprar aeropuertos en Europa sin la menor alteración en sus cuentas (Aena anticipa más subidas en las tasas aeroportuarias).
La empresa española está así convirtiéndose paulatinamente en un jugador aeroportuario global, lo cual es lógico que sea una aspiración de los accionistas privados pero que es complicado de entender en una empresa del gobierno español.
Lo comprado esta semana, sobre todo el aeropuerto de Leeds Bradford, tiene un enorme potencial de crecimiento. Leeds es una ciudad pujante, de gran desarrollo económico. El aeropuerto atiende a esta ciudad y también a Bradford que, en cambio, tiene mucho menos empuje.
El aeropuerto de Leeds tenía unas instalaciones lamentables hasta hace bien poco. De hecho, este verano pasado por primera vez se abrieron al público unas instalaciones que duplican sus dimensiones. En Leeds tiene su base Jet2, que empezó operando allí y es la primera aerolínea. Pero también está Ryanair y desde este año opera, aún sin base, Easyjet.
El aeropuerto ahora dispone de más espacio, aunque aún dispone de poca superficie de aparcamiento para los aviones. Y tampoco sus enlaces son los ideales, pese a que tiene muy cercana una línea de tren que no tiene paradas para el aeropuerto.
El de Newcastle es otra historia: es un aeropuerto mucho mejor dimensionado, estupendamente conectado para atender la ciudad y la región en la que se encuentra, pero en donde Aena ha adquirido una empresa que no lo gestiona porque tiene el 49 por ciento.
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