
Todo el mundo más o menos veía que el turismo en Cuba estaba agonizante, pero ahora es la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) del país la que ha publicado los datos, mucho más severos de lo que se creía en el exterior (Lo que faltaba al turismo en Cuba: otra epidemia azota al país).
La ocupación de los hoteles en Cuba desde enero a septiembre inclusive ha sido del 18,9 por ciento, lo que significa que ese periodo, cuatro de cada cinco camas ofertadas se quedaron vacías (Cuba: un país en ruinas que ha salido del mapa turístico).
Ya el año 23 y el 24 apuntaban a una crisis que se ha ido agudizando. El primer gran factor que agravó la percepción del turista fueron los cortes de luz. Es cierto que muchos hoteles tienen suministro siempre, pero también es verdad que visitar un país a oscuras y sin luz es tremendo. El segundo gran problema para Cuba no está recogido en la estadística de la ONEI porque la oleada de epidemias respiratorias vinculadas a la sociedad y la proliferación de mosquitos es muy reciente.
El número total de visitantes es el más bajo en los últimos 17 años, sin contar 2020 y 2021, por la pandemia de Covid.
Todos los mercados emisores cayeron, incluido Rusia. Únicamente aumentaron los visitantes procedentes de Argentina. Ni siquiera los cubanos residentes en el extranjero viajaron como antes, dado que retrajeron un 20 por ciento.
Así las cosas, sin un cambio de tendencia a la vista, el turismo evidentemente deja de ser una fuente clave de recursos en el país, pese a que era un hilo de comunicación con la vida. La tragedia cubana se agrava un poco más.
