
Ya no es lo que era, pero es mucho más de lo que todo el mundo esperaba que fuera hoy: Tui, el mayor turoperador del mundo, un dinosaurio creador del modelo de viajes organizados, ha tenido un aumento de su facturación del 4,4 por ciento, alcanzando los 24 mil millones de euros en los primeros meses de este año, incluyendo el decisivo verano (Omán y Tui unen fuerzas para desarrollar cinco hoteles en Dhofa).
Esto está muy bien pero no interesa al inversor, siempre preocupado por los beneficios. Y Tui tampoco decepciona en este sentido: su Ebitda ha sido de 1.459 millones, un 12,6 por ciento más, lo cual supera las propias previsiones del grupo.
Ahora bien, Sebastian Ebel, su CEO, no disimula que estos beneficios se deben a la apuesta del grupo por hoteles y cruceros, porque su negocio tradicional, que mantiene, no ha ido tan bien. En cambio, los hoteles siempre funcionan y los cruceros también. Y Tui ha apostado por reconducir su negocio hacia estas áreas.
Pero para su segmento de negocio histórico, el de la turoperación tradicional, Tui revela que va a salir de Europa, lo cual es un mantra que se repite pero que nunca llega a funcionar.
Tui es un coloso: emplea hoy más de 66 mil personas en el mundo y ocupa lugares destacados en el negocio mayorista en Europa, así como sus aerolíneas, todas con el nombre TuiFly, pero con diferentes licencias, son relevantes.
