
A principios de noviembre de 1987 llegó a la oficina de Air Europa un jovencito de origen británico que vivía en Manacor y buscaba trabajo en una compañía aérea con apenas un año de vida. Se presentó con la recomendación bajo el brazo de la directora de Perlas Majórica, Montse Ferrer, paisana y amiga de sus padres.
Tres semanas después de su primera visita a la sede de la chárter dirigida por Tomás Cano, el 1 de diciembre, aquel zagalón de sonrisa fácil se incorporó al departamento de interline como auxiliar administrativo. Su calidez y su desbordante empatía cautivó a la persona que lo entrevistó. El mozuelo en cuestión se llamaba Richard Clark, y desde el martes es oficialmente consejero delegado de la aerolínea (Air Europa nombra a Richard Clark nuevo consejero delegado).
Han pasado 38 años de la llegada de Clark a Air Europa. Las entrañas de la empresa las conoce como ningún otro, sus idas y venidas, sus éxitos y fracasos. Ha conocido de lejos y muy de cerca a los dos propietarios —ILG y Globalia— y ha visto desfilar a un sinfín de CEO, a una retahíla de tragapanes y una legión de aduladores. Todas las vicisitudes de la casa las vivió con suma templanza.
Oficialmente es el nuevo CEO pero ya lo venía siendo de facto desde hacía varios lustros. La familia Hidalgo al completo siempre confió plenamente en él y le dejó manejar el día a día de la empresa en sintonía con sus múltiples jefes. Era y es el alma de Air Europa y nunca sus superiores lo cuestionaron.
La reacción a su nombramiento, nada más ser publicada la noticia, fue un fiel reflejo de su alta consideración. Antiguos jefes y compañeros, así como colegas y miembros del sector, escribieron a Preferente elogiosos y sentidos comentarios. De todos ellos, el más sobresaliente fue el de un competidor: “Es el alma de la organización”.
Richard Clark ha llegado a lo más alto por méritos propios. Piñero decía de él que era el mejor. Fue tentado por otras compañías y rechazó una cascada de ofertas suculentas. Le debe mucho a los Hidalgo y estos a él. Aquí lo calificamos hace años como el Andrés Iniesta de la aviación, y nos ratificamos. Es el más veterano de la casa y el más crack.
