
Si se busca un destino que lo tenga todo —sin las multitudes, sin lo predecible— Omán es la respuesta. Este rincón mágico del Golfo de Omán no solo sorprende: enamora.
Imaginemos esto… Despertar en una ciudad donde los minaretes se tiñen de oro al amanecer. Pasear por zocos perfumados con incienso y mirra, mientras artesanos moldean joyas de plata como lo hacían hace siglos. Al caer la tarde, uno puede deslizarse por dunas infinitas en un 4×4, y dormir bajo un cielo estrellado que parece sacado de un cuento de Las mil y una noches.
Para el viajero curioso, el aventurero, el soñador
- Para el enamorado de la Historia: recorrer fortalezas centenarias y castillos imponentes que narran leyendas de sultanes y navegantes. Visitar Muscat y su gran patrimonio, como la impresionante Mezquita del Sultán Qaboos, o la no menos impresionante Royal Opera House. Y, por supuesto, recorrer los cinco lugares Patrimonio de la Humanidad de Omán, cinco joyas que asombran como las Fortalezas de Bahla, un impresionante ejemplo de la arquitectura militar islámica en Omán, presenta murallas extensas y torres que datan del siglo XIII. Sitios Arqueológicos de Bat, Al-Khutm y Al-Ayn, se compone de tumbas y asentamientos que datan de entre el 3000 y el 1000 a.C. Las impresionantes torres funerarias y las tumbas de forma circular son testimonios de una civilización antigua que floreció en la región.
La tierra del Incienso, un recorrido por la región de Dhofar que ilustra el floreciente comercio del incienso en esta región, una de las actividades económicas más importantes de la Antigüedad y la Edad Media. Su recorrido a través de árboles de incienso, oasis y puertos atrae a turistas y locales por igual. Los Aflajs: los cinco aflajs inscritos reflejan los 3.000 sistemas de irrigación aún activos en Omán, algunos con origen en el 2500 a.C. Utilizan la gravedad para canalizar agua desde acuíferos o manantiales hacia cultivos y hogares. Su gestión, basada en valores comunitarios y observaciones astronómicas, incluye torres vigías que protegen estas estructuras vitales.
Aunque amenazados por la disminución de aguas subterráneas, representan una forma de ocupación del territorio notablemente conservada y la antigua ciudad de Qalhât: situada en la costa oriental de Omán, conserva restos de murallas y necrópolis que datan de los siglos XI al XV. Bajo el dominio de los príncipes de Ormuz, fue un puerto clave en el comercio marítimo entre Arabia Oriental, África del Este, India y Asia. Sus vestigios arqueológicos reflejan la importancia histórica de estos intercambios.
- ¿Algo de adrenalina? Senderismo en cañones, piscinas naturales y cascadas, buceo entre tortugas en aguas cristalinas o un recorrido en camello a lo Lawrence de Arabia por fascinantes desiertos. Sin olvidar a nivel experto el ciclismo de montaña en Al Hajar, sandboarding en las dunas o parapente en Salalah, por poner algunos ejemplos.
- Para los amantes de la naturaleza: Omán sorprende con paisajes que van desde las dunas doradas del desierto de Al Sharqiyah Sands hasta los fiordos de Musandam y los oasis escondidos en wadis como Shab y Bani Khalid. Las playas vírgenes del mar Arábigo y las montañas de Al Hajar completan un mosaico natural impresionante.
- Para los que practican el arte de vivir: nadar en oasis escondidos, relajarse en playas como Qurum, Tiwi y Ras al Jinz, famosa por el avistamiento de tortugas, contemplar fiordos desde un barco tradicional (dhow) o saborear un café omaní con dátiles en una casa de huéspedes local.
Y sí, también hay compras. Fuera de los centros comerciales, que también los hay, las compras en Omán son una inmersión cultural en sus zocos y pequeñas boutiques. Aquí, cada objeto tiene alma: incienso, maderas finamente talladas, dagas elaboradas a mano que componen auténticas obras de arte, alfombras tejidas con paciencia, perfumes que cuentan historias, como Amouage, el más caro del mundo, o eso dicen. Regatear en los zocos es parte del ritual.
Naturaleza que no necesita filtros. Montañas que parecen pintadas, playas vírgenes, cuevas secretas y wadis que serpentean entre palmeras. Omán es un paraíso para los amantes de la fotografía, el silencio y lo auténtico.
Actividades que conectan con la gente. Participar en festivales locales, probar la gastronomía omaní —como el shuwa o el halwa— y conversar con los lugareños son formas de vivir Omán desde dentro. La hospitalidad omaní no es un cliché: es real. Aquí uno no es turista, es invitado. Y eso cambia todo.
Omán no es solo un destino. Es una experiencia transformadora. Si quedan dudas, pregúntate: ¿cuándo fue la última vez que viajaste a un lugar que te sorprendió de verdad?
Cómo llegar: Se puede volar desde España con escalas en ciudades como Doha (Qatar Airways), Estambul (Turkish Airlines), Dubái (Emirates) o Abu Dhabi (Etihad).
Visados: Para estancias de hasta 14 días, no se requiere visado. Para más tiempo, se debe solicitar un e-Visado antes del viaje. Pasaporte con al menos 6 meses de validez desde la fecha de entrada
Vacunas: No hay vacunas obligatorias para viajar a Omán desde España, pero sí se recomiendan varias según el tipo de viaje y el perfil del viajero.
Para saber más: www.experienceoman.om