
Es definitivo: la aviación comercial italiana está absolutamente en manos de las aerolíneas low cost. Podríamos decir que en las de Ryanair, pero es verdad que tanto Easyjet como incluso Wizz Air tienen una presencia notable, por lo que es más correcto hablar de las low cost como las que controlan el país.
La debacle de Alitalia se visualiza en el primer aeropuerto del norte del país, Malpensa, al que no vuela Ita y, por lo tanto, tiene una insignificante presencia de la aviación local. Si acaso Air Dolomiti que, de todas maneras, es propiedad de Lufthansa, como Ita. Es tremendo que en un aeropuerto como ese no haya prácticamente ni un operador local, tal vez excepto Neos o algún vuelo irrelevante de Aeroitalia (Lufthansa aumentará al 90% su control de la italiana ITA).
Lo peor no es que Italia haya perdido toda la aviación propia, tal sea aún más grave que ese desastre le ha costado un dineral en ayudas para que el ‘robo’ de Alitalia se pudiera mantener durante años y años, en un declive constante que es el que ha permitido que Ryanair y las otras dos rivales se hicieran con el país.
Ryanair tiene un mínimo del cincuenta por ciento del tráfico aéreo en incontables aeropuertos de Italia, aunque lo más significativo es que quiere más y, por supuesto, lo va a lograr. Wizz Air, por su parte, está también teniendo un crecimiento espectacular, aprovechando que ahora tiene toda la flota del mundo, una vez cerrada su base en Abu Dabi.
No deja de ser muy interesante observar lo que está ocurriendo en Italia para reconocer que, a trancas y barrancas, España consiguió con Vueling, Air Europa e Iberia evitar tan triste destino: que toda la aviación de un país sea de propiedad extranjera es bastante patético. España, que tampoco es sombra de lo que fue un día, afortunadamente se mantiene en otro nivel.
