
Los resultados económicos tanto de Air France como de KLM son bastante pobres. En el caso de la holandesa, la situación es grave porque sus cuentan han empeorado muy seriamente. Ben Smith, el director general del grupo, ha dicho que si persisten las políticas antiaéreas de los Países Bajos tendrán que cambiar el modelo de KLM (KLM pierde en las huelgas lo ahorrado en los recortes).
Smith denuncia el aumento del 41 por ciento de las tasas aeroportuarias en Schiphol, el principal aeropuerto de la aerolínea. El ejecutivo lamenta que estos precios no tienen precedentes, lo cual con la fiscalidad tan elevada “tiene un impacto en la viabilidad del modelo actual de KLM”.
“Si no cambiamos nuestro modelo de negocio nuestra empresa dejará de ser rentable, incluso por completo. Hemos de volver a pensar el número de aeronaves, el tipo de aviones, los flujos de pasajeros, los destinos, la plantilla”, explica.
Hay que recordar que KLM gestiona probablemente el mejor hub de largo radio de Europa: sus aviones pequeños y medianos llegan varias veces al día desde incontables aeropuertos del continente, sobre todo del norte, alimentando las rutas de largo radio en Ámsterdam. Schiphol es el punto de intercambio, compitiendo con Heathrow, Charles de Gaulle y Frankfurt.
“Nuestros principales competidores están bien alienados con sus gobiernos. Pero este no es nuestro caso en los Países Bajos”, lamenta Smith.
Ahora, en un último intento, KLM espera que el nuevo gobierno centrista de Rob Jetten cambie su política antiaviación, tal como la llama Smith.
