
El día de Acción de Gracias en Estados Unidos suele ser el de más demanda para la aviación. Todos los americanos que pueden, y pueden casi todos, viajan a su casa familiar para comerse el famoso pavo preceptivo este día. Pero eso este año, si nada cambia, va a ocurrir en medio del caos aeronáutico derivado de que los controladores llevan dos meses sin cobrar su salario y con una oleada de bajas porque al fin y al cabo han de buscarse la vida (EEUU: el Gobierno obliga a suspender 44 mil vuelos al día).
Los controladores (y todo otro trabajador del estado) no cobran por que el país no tiene presupuesto y, por lo tanto, el gasto público es cero. No obstante, han de trabajar, lo cual ha disparado las bajas y ausencias, como resultado de lo cual los retrasos y cancelaciones están en niveles récord.
El secretario de Transportes americano dijo que, si no hay presupuesto, puede haber un caos sin precedentes. El día de Acción de Gracias es el fin de semana del 27 de noviembre. Y, como buen alumno de su jefe, Donald Trump culpó del desacuerdo a los demócratas, quienes, a su vez, culpan a los republicanos de la paralización del país.
Geoff Freeman, el máximo responsable de la patronal de viajes de Estados Unidos, en una carta al Congreso advierte que “este cierre del Gobierno puede reducir significativamente la demanda de viajes y el gasto, creando una crisis adicional para quienes viven de esta actividad y para la economía en general”. Porque el sector, ante la evidencia del caos que puede tener lugar, cree que habrá una retracción en los viajes y por ende un aluvión de pérdidas económicas.
