
Desde la aviación hasta la industria marítima, pasando por los medios terrestres, el sector del transporte se encuentra en un punto de inflexión: se ha embarcado en un viaje hacia un futuro más verde y eficiente. La sostenibilidad ya no es solo un objetivo, ha pasado a ser el eje central de la estrategia empresarial. Más que una aspiración, reducir las emisiones, optimizar las operaciones y minimizar el impacto ambiental constituyen imperativos que están redefiniendo el futuro de la movilidad global. Este artículo forma parte del Dosier con motivo del IV Encuentro de Sostenibilidad Turística Hosteltur, que se celebró a finales de octubre en Benidorm.
La sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental en la estrategia de las empresas de transporte, en una carrera en la que el tren juega con ventaja y el principal desafío se centra en los sectores aéreos y marítimos.
Un cielo más limpio
El transporte aéreo se enfrenta a un desafío colosal como consecuencia de la creciente demanda de viajes. Según estimaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la cifra de pasajeros aéreos podría duplicarse en el horizonte de 2040, lo que implica una gran presión para la industria, obligada a reducir el impacto ambiental de sus operaciones.
La aviación representa una fracción relativamente pequeña de las emisiones globales, pero su rápido crecimiento ha puesto el foco en la necesidad de una transformación radical. En esta carrera contra el tiempo, se están dando pasos cruciales, como la optimización de las operaciones y la renovación de las flotas, con aviones más eficientes para reducir el impacto ambiental e incrementar la descarbonización de esta actividad.
El SAF es una solución inmediata y eficaz para las aerolíneas. Fuente: Adobe Stock.
Las aerolíneas están incorporando aeronaves de nueva generación, que son hasta un 20% más eficientes en el consumo de combustible y un 50 % menos ruidosas. Además, se están implementando maniobras de vuelo más directas y eficientes, lo que puede suponer un ahorro de hasta el 10 % en el gasto de carburante. Medidas que acompañan de acciones más sutiles, pero no por ello menos importantes, como la tendencia a utilizar asientos y carritos de servicio al pasajero más ligeros para reducir el peso de los aviones y ahorrar así combustible y emisiones.
Sin embargo, el motor de la revolución en el aire es el combustible de aviación sostenible (SAF), que permite reducir hasta un 80 % las emisiones de CO₂. A diferencia de otras alternativas que se irán integrando en el largo plazo, como los aviones eléctricos o propulsados por hidrógeno, el SAF es una solución inmediata y eficaz porque puede mezclarse con el queroseno convencional y no requiere adaptar los aviones ni las infraestructuras.
La Unión Europea ha establecido una hoja de ruta ambiciosa para su uso: desde 2025, un mínimo del 2 % del combustible en los aeropuertos europeos deberá ser SAF, una cuota que escalará progresivamente hasta alcanzar el 70 % en 2050.
No obstante, pese a la inversión en tecnologías de producción y la exploración de nuevas materias primas, como biomasa y residuos agrícolas para la elaboración de SAF, este proceso avanza a un ritmo más lento de lo esperado, según IATA.
Medidas legislativas
Para que estos avances se consoliden, el marco legislativo desempeña un papel crucial. La puesta en marcha del Cielo Único Europeo se presenta como una medida clave para optimizar las rutas de vuelo dentro del continente, reducir las emisiones y gestionar de manera más eficiente el espacio aéreo, pero sigue esperando el visto bueno de la Unión Europea, aunque se han dado pasos significativos en su reglamentación.
Mientras tanto, las administraciones públicas se muestran más resueltas en una medida que no convence a la industria aérea, como es la prohibición de los vuelos de corta distancia cuando existe una alternativa de tren. Francia fue uno de los primeros países en abrazar esta estrategia y España se plantea seguir esa medida. La nueva Ley de Movilidad Sostenible, pendiente de aprobación, prevé eliminar las operaciones de menos de 2,5 horas cuando el trayecto se pueda hacer por vía ferroviaria.
Un mar descarbonizado
El sector marítimo también navega hacia un futuro más verde, como es el caso de los cruceros, que han asumido un compromiso firme para alcanzar las cero emisiones netas para 2050. Este objetivo ha impulsado la búsqueda de combustibles alternativos y tecnologías de vanguardia.
Desde hace más de 10 años esta industria trabaja con intensidad para ser más sostenible, porque, como indica Rafael Fernández, director de Comunicación y Relaciones Externas para España y Portugal de Costa Cruceros, “la industria comparte una ambición común: alcanzar las cero emisiones netas en 2050”.
En este sentido, asegura que su compañía ha sido pionera en introducir el gas natural licuado, que reduce en un 20 % las emisiones de CO₂. Pero su compromiso no termina ahí y están “trabajando en nuevos combustibles alternativos e innovaciones tecnológicas que nos acerquen aún más a esa ambición”, agrega.
La mitad de la flota de Costa Cruceros ya está preparada para conectarse a la red eléctrica en puerto. Fuente: Costa Cruceros.
También se avanza en la electrificación de los puertos. “La mitad de nuestra flota ya está preparada para conectarse a la red eléctrica en puerto, lo que nos permite apagar motores durante las escalas y reducir emisiones y ruido, cuando esta tecnología esté disponible en los puertos españoles”, explica Fernández.
A su juicio, “en sostenibilidad no basta con hablar de ahorro y eficiencia de combustibles: el esfuerzo tiene que ser integral”. De hecho, a bordo de sus barcos se produce alrededor del 90 % del agua que consumen gracias a plantas desalinizadoras y a sistemas inteligentes de eficiencia energética. En el ámbito alimentario, han desarrollado una estrategia para reducir los desperdicios y colaboran con bancos de alimentos para redistribuir los excedentes. La tecnología se ha convertido así en una aliada indispensable para monitorizar el consumo de energía y optimizar las operaciones en tiempo real, maximizando la eficiencia.
La movilidad marítima del futuro
El segmento de los ferries está liderando una de las transformaciones más audaces del transporte marítimo. Baleària, por ejemplo, está construyendo sus primeros fast ferries 100 % eléctricos, diseñados para operar en la ruta entre Tarifa y Tánger. Estos buques de cero emisiones, que la compañía espera estrenar en 2027, cubrirán una travesía de 18 millas náuticas sin emitir un solo gramo de CO₂ y de manera silenciosa, sin vibraciones ni humos.
Este proyecto no solo representa un hito tecnológico, sino que también establece el primer corredor marítimo verde entre España y Marruecos con buques de cero emisiones, la compañía se adelanta así más de dos décadas a los objetivos climáticos fijados para 2050.
El proyecto contempla también la electrificación de los puertos de Tarifa y Tánger City, donde se instalarán sistemas de almacenamiento y recarga rápida.
Esta apuesta supone “un paso decisivo hacia la movilidad marítima descarbonizada y sostenible”, afirma Adolfo Utor, presidente de Baleària, compañía que ya opera con 11 buques propulsados por gas natural y que ya ha logrado reducir su huella de carbono en un 10 % por pasajero.