
Irak está en calma en una región azotada por los conflictos. Pero tiene sus historias interiores. Una de ellas, muy sorprendente, afecta al turismo. O a la actividad turística de altos funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores.
El terrible lío consiste en que una empleada de este ministerio habría robado una toalla en un hotel de Amman, la capital de Jordania. La historia tiene atrapado al país que no habla de otra cosa.
Zainab Akla al-Saadi, que es una consejera del ministerio de Asuntos Exteriores, ha sido acusada de llevarse las toallas del hotel Fairmont, de máximo lujo, perteneciente al grupo Accor, en el que se alojó en Amman, Jordania.
Según se ha publicado, el personal del hotel paró a la funcionaria cuando se iba del establecimiento, quiso ver su maleta, pero ella se negó aduciendo la inmunidad diplomática. La embajada iraquí en Amman hizo un informe en el que dice que habría desaparecido una toalla y también el secador de pelo y una plancha, por lo que la embajada pide una investigación.
La funcionaria lo niega todo. Pero ahora se ha creado un comité de investigación. La funcionaria dice que se trata de una forma de denigrar al gobierno por sus éxitos en política exterior.
Ahora hay otro problema: el informe de la embajada no tenía que haberse filtrado a los medios iraquíes, por lo que la situación se ha vuelto más complicada.
Zainab al-Saadi pertenece a la tribu al-Saadi, por lo que su líder, el jeque Mohammed Blasim, ha intervenido para decir que la tribu está acostumbrada a que sus integrantes sean atacados sin causa por ser parte de un país con historia y civilización.
Mientras tanto, el hotel está sin una toalla, una plancha y un secador de pelo e Irak con una extraordinaria historia que entretiene al país como un culebrón más.
