
Hace dos años del ataque de Hamás a Israel. La respuesta inmediata fue la desaparición del turismo que estaba empezando a retornar tras el Covid, que también había provocado una crisis profunda. Hasta ahora, cuando parece que cesan los enfrentamientos (Wizz Air aprovecha la retirada de Ryanair de Israel).
Las empresas turísticas están volviendo a programar viajes, a alquilar hoteles, a organizar excursiones. Poco a poco, todas las aerolíneas están regresando, aunque Ryanair es la excepción debido al precio del uso del aeropuerto (Ryanair abandona Israel).
United, por ejemplo, ha anunciado siete vuelos semanales desde Washington y Chicago, además de los dos vuelos diarios desde Nueva York. Las agencias de viajes americanas especializadas en Israel ya notan la demanda. “Desde el alto al fuego, hemos visto un fuerte aumento de las preguntas por parte de hipotéticos clientes, así como muchas reservas ya hechas. La gente ahora recupera la confianza en volar a Israel”, dice el directivo de America Israel Tours.
No obstante, la región es lo que es, un polvorín. Ya ha habido muchos altos el fuego que han acabado en violencia. Los especialistas lo saben y observan qué va a pasar.
En Europa, todas las aerolíneas grandes han restablecido las conexiones, con la intensidad previa que no es la máxima que el destino podría conseguir.
Ahora el tiempo profundizará la confianza o cualquier día vuelve a saltar todo por los aires.
