
Hace nueve años, unos periodistas de la BBC, con cámaras de televisión ocultas, se hicieron pasar por compradores de apartamentos en régimen de timesharing en Tenerife. La noticia provocó un escándalo que ha acabado ahora con 14 personas condenadas por la estafa de algo más de 30 millones de euros a 3.500 propietarios de apartamentos en régimen de tiempo compartido.
La mayor parte de las víctimas tenían entre 60 y 80 años y querían pasar meses de retiro en Canarias. En 500 casos perdieron unos 12 mil euros y en un caso casi cien mil. Los afectados eran sometidos a sesiones de hasta seis horas hasta que eran persuadidos.
La empresa que hizo la estafa era Sell My Timeshare y el principal responsable, llamado Mark Rowe, sufrió una condena de siete años y medio de prisión.
Dado que tanto victimarios como víctimas eran británicos, el caso fue visto en los tribunales de Londres.
El caso fue bastante simbólico de lo que por un momento pareció una plaga que afectaba a numerosos edificios de tiempo compartido, también en ocasiones con protagonistas españoles. El asunto fue destapado por un equipo de la BBC de Escocia, liderado por Craig Williams, quien ahora recuerda en su medio de comunicación la larga historia que le permitió llegar a visualizar y recoger pruebas contundentes de la situación que se generaba.