
Córdoba vuelve a situarse entre las ciudades más bellas del mundo gracias a su casco histórico. Un reciente informe de la agencia alemana TourLane, especializada en viajes a medida, ha incluido a la capital andaluza en su ranking de las 25 ciudades con los cascos antiguos más bonitos de Europa. La lista evalúa aspectos como el reconocimiento por la Unesco, la accesibilidad a pie o la popularidad en redes sociales. En ella, Córdoba ocupa el puesto número 11, junto a destinos como Salzburgo, Florencia o Praga. Pero más allá de la posición, lo que distingue a la ciudad es su excepcional legado cultural, único en el mundo por concentrar cuatro declaraciones de Patrimonio de la Humanidad.
El estudio elaborado por TourLane analiza los centros históricos más destacados de Europa en función de su valor patrimonial, la facilidad para recorrerlos a pie y su atractivo visual en plataformas como Instagram.
Córdoba figura en la lista junto a urbes emblemáticas como Cracovia, Nápoles, Salzburgo o Roma, la única ciudad reconocida en este ranking, añadida por su riqueza monumental y por la buena conservación de su casco antiguo.

Puente Romano de Córdoba con vistas a su centro histórico. Fuente: Adobe Stock.
Córdoba, ejemplo mundial de patrimonio cultural
Córdoba representa un caso excepcional de convivencia entre culturas y estilos arquitectónicos, su centro histórico -el segundo más extenso de Europa- conserva intacto el trazado de una ciudad que fue capital romana, emiral y califal, y que aún hoy refleja la huella de cada una de esas civilizaciones.
Fundada en el siglo II a. C. cerca de la preexistente Corduba tartésica, la ciudad alcanzó su mayor esplendor en el siglo VIII, cuando, bajo el Califato de Abderramán III, llegó a rivalizar con Constantinopla, Damasco y Bagdad. En aquella época se levantaron más de 300 mezquitas y numerosos palacios y edificios públicos que consolidaron su fama como uno de los principales focos culturales del mundo occidental.

Mezquita-Catedral de Córdoba. Fuente: Adobe Stock.
La Mezquita-Catedral, reconocida por la Unesco en 1984 y ampliada a todo su entorno urbano en 1994, resume ese mestizaje. Es una obra única por su escala y por la audacia de su diseño interior, con arcos dobles superpuestos y una estructura que fusiona técnicas romano-visigodas e islámicas.
Su conversión en catedral en el siglo XIII y las transformaciones renacentistas posteriores consolidaron un edificio donde conviven ocho siglos de historia, reflejo material de la diversidad que caracteriza a Córdoba.
El Centro Histórico de Córdoba, tal como lo define la Unesco, abarca los barrios que rodean la Mezquita-Catedral, el Puente Romano, la Torre de la Calahorra y el Alcázar de los Reyes Cristianos, extendiéndose hasta el barrio de San Basilio
Este conjunto urbano constituye un paisaje cultural excepcional, en el que se integran casas solariegas, viviendas tradicionales y casas-patio -de origen romano con rasgos andaluces- que aún conservan la relación ancestral entre arquitectura, agua y vegetación.
Precisamente esas casas-patio son protagonistas de la Fiesta de los Patios, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2012. Durante doce días cada mayo, los vecinos abren sus patios al público, compartiendo un legado que combina arte floral, convivencia comunitaria y hospitalidad, y que refuerza la identidad colectiva de la ciudad.

Festival de los Patios Cordobeses, con imagen de la Mezquita-Catedral al fondo. Fuente: Adobe Stock.
En 2018, la Ciudad Califal de Medina Azahara (Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra) se incorporó a la lista del Patrimonio Mundial, completando el mapa de un territorio que resume la evolución urbana, artística y social del sur peninsular.
Y, como el resto de España, Córdoba también comparte con orgullo los reconocimientos al Flamenco (2010) y a la Dieta Mediterránea (2013), ambos inscritos por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial.
Caminar por el casco antiguo de Córdoba es hacerlo por una síntesis viva de Oriente y Occidente, las calles encaladas de la Judería, la Calleja de las Flores o los patios escondidos entre murallas conforman un tejido urbano de más de dos milenios que ha crecido de forma orgánica, sin perder su autenticidad.
Su conservación -avalada por un plan especial de protección que incluye más de 600 edificios y monumentos catalogados mantiene el equilibrio entre patrimonio y vida cotidiana. Esa combinación entre legado y vitalidad convierte a su centro histórico en uno de los espacios patrimoniales más completos y mejor preservados del mundo.
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