
Los parasoles son más que protección del sol en los exteriores de los hoteles, es una pieza clave para mejorar la experiencia del cliente en los espacios exteriores, mejorando así la rentabilidad de los alojamientos. Con más de 130 años de trayectoria, Glatz ha conseguido mantenerse fiel a su espíritu familiar mientras evoluciona hacia soluciones cada vez más tecnológicas, duraderas y sostenibles.
Germán Peruyero, Country Manager de Glatz España, la filial en nuestro país de la marca suiza de parasoles premium, y en esta entrevista nos cuenta la apuesta de esta empresa por la sostenibilidad y calidad para que los hoteleros entiendan que la sombra es una inversión y no un gasto. Además, nos cuenta cómo son sus productos y la visión sobre el sector hotelero en cuanto a experiencia de cliente.
Los orígenes de Glatz y su llegada a España
—Germán, Glatz tiene más de 130 años de historia. ¿Cómo se mantiene viva la esencia de una empresa familiar durante tanto tiempo, adaptándose al mismo tiempo a los nuevos tiempos?
—Glatz nació en 1895 con la idea de proteger del sol de la forma más fiable y estética posible. Nuestra esencia, basada en la calidad, la cercanía familiar y la precisión suiza, se ha mantenido intacta. Como decimos, por un lado, está el compromiso suizo con el tema de la máxima calidad, el cuidado específico que tenemos por el detalle y la inversión a largo plazo. Cada generación se ha preguntado cómo hacer lo mismo que sus antecesores, pero mejor adaptado al presente. En Glatz, tradición e innovación no son fuerzas opuestas, sino pilares interdependientes: la tradición es nuestra ancla y la innovación, la vela que nos impulsa hacia adelante. Esto lo traducimos hoy en nuestro propósito: la ingeniería del bienestar duradero. Y creemos que el producto más sostenible es aquel que no tienes que reemplazar.
—¿Cuándo llegó Glatz oficialmente al mercado español?
—En 2020 abrimos la filial Glatz España. Hasta entonces operábamos a través de un distribuidor exclusivo. Pero España es un mercado tan relevante para nosotros, que dimos el paso natural de establecer una presencia directa para estar más cerca del cliente, de las tendencias, y poder ofrecer un servicio postventa excelente con personal local especializado.
—No deja de sorprender que ese desembarco se produjera justo en el año de la pandemia…
—Sí, fue una decisión que ya venía madurándose desde 2019, incluso antes. El 2020 fue el año en que se materializó. Las circunstancias no eran las más favorables, pero como en una partida de cartas: o juegas la mano o te descartas. Nosotros decidimos jugarla y, por suerte, la jugada salió bien.

—Glatz también está presente en otros países. ¿Cómo ha evolucionado su expansión internacional?
—Nuestro crecimiento natural empezó por los países de habla alemana: Suiza, Austria y Alemania. Después abrimos una filial en Francia hace más de 15 años y, posteriormente, la de España. También tenemos presencia en Benelux y exportamos a muchos otros mercados, ya sea directamente o a través de distribuidores exclusivos. Cada nueva filial nos permite replicar nuestra filosofía localmente: ofrecer calidad, diseño y un servicio postventa que acompañe todo el ciclo del producto.
—Volviendo a España, ¿qué peculiaridades tiene el sector hotelero aquí que os impulsaron a tener presencia directa?
—España es un mercado clave para Glatz, no solo por volumen turístico —es uno de los destinos más visitados del mundo, según la OMT—, sino porque tiene una sensibilidad especial hacia los espacios exteriores. Aquí no se trata solo de dar sombra, sino de crear ambientes que prolonguen la experiencia del huésped en terrazas y piscinas. Además, España es un generador de tendencias en hotelería y gastronomía, y un entorno ideal para validar nuestros productos: tenemos más de 7.500 km de costa, alta exposición al sol, salinidad y vientos fuertes, especialmente en zonas como Canarias. Todo esto nos obliga a probar nuestros parasoles en condiciones extremas. Esa experiencia nos permite ofrecer una garantía real de durabilidad, algo fundamental para cualquier hotelero. Por eso decidimos establecer una filial: para estar más cerca del cliente, ofrecer soporte técnico local, acceso rápido a stock y potenciar nuestra presencia en el sur de Europa, donde las exigencias de diseño y resistencia son especialmente altas.
Las terrazas de los hoteles y la experiencia de cliente
—La forma en que los huéspedes usan los espacios exteriores ha cambiado mucho. ¿Cómo ha interpretado Glatz esta transformación?
—En Glatz entendemos que el exterior se ha convertido en el nuevo lobby de lujo. Especialmente desde la pandemia, las terrazas han pasado de ser espacios complementarios a convertirse en protagonistas. Ya no solo sirven para desayunar o relajarse, sino que forman parte de la experiencia y del branding del establecimiento. Los hoteleros han comprendido que ofrecer sombra de calidad no es un gasto, sino una inversión estratégica: alarga la estancia del cliente, aumenta las oportunidades de consumo y refuerza la imagen de marca. En ese sentido, el parasol ha dejado de ser solo un elemento funcional para convertirse en parte de la identidad del lugar.
—Habláis de innovación como parte del ADN de Glatz. ¿Cómo ha evolucionado el producto desde sus inicios?
—Glatz empezó ofreciendo sombra en el ámbito de la moda femenina y más tarde en contextos técnicos, como la obra pública. Uno de los hitos clave fue en 1959, cuando lanzamos el primer parasol con mástil lateral, lo que permitió liberar espacio central y mejorar la funcionalidad. Desde entonces, la innovación ha estado enfocada en lo que llamamos ‘funcionalidad invisible’: mecanismos suaves, fáciles de abrir y cerrar, sin esfuerzo ni ruidos, que solo se notan cuando fallan. Además, hemos integrado tecnologías como iluminación LED blanca y RGB, calefactores radiantes o sensores inteligentes. El parasol ya no es solo sombra, es una solución de bienestar y diseño pensada para mejorar la experiencia del usuario y facilitar el día a día del profesional.

—¿Y qué buscan los hoteleros cuando recurren a Glatz?
—Buscan fiabilidad, imagen y rentabilidad a largo plazo. Los hoteleros quieren que su terraza luzca impecable todo el día, con soluciones que estén a la altura del interior del establecimiento. Nuestros parasoles ofrecen coherencia estética, durabilidad y usabilidad: están certificados en túneles de viento y, según el modelo, pueden resistir de 30 a 100 km/h cuando están bien anclados. También ofrecen una sombra de calidad, con tejidos que bloquean hasta el 98 % de los rayos UV, garantizando confort térmico y protección. Además, el funcionamiento suave y silencioso del mecanismo mejora la experiencia del cliente. Al final, lo que el hotelero busca es reducir el coste total de propiedad: invertir una vez en un parasol que durará 15 o 20 años es mucho más rentable que cambiarlo cada dos o tres.
—¿Qué errores comunes detectáis en el diseño de terrazas en hoteles y restaurantes?
—Detectamos dos errores principales. El primero es considerar el parasol como un gasto y no como una inversión, lo que lleva a soluciones de corto plazo que luego salen más caras. El segundo es descuidar aspectos clave como la base y el anclaje, lo que afecta tanto la seguridad como la estética. Muchas veces se invierte mucho en el interior —mobiliario, iluminación, escenografía— y cuando llega el momento del exterior, ya no queda presupuesto. Esto genera una incoherencia visual y de experiencia para el cliente. Por eso insistimos en que la solución de sombra se tenga en cuenta desde el inicio del proyecto, para integrarla correctamente y asegurar un resultado funcional, estético y duradero.
—Glatz ha registrado más de 30 patentes. ¿Qué tendencias tecnológicas marcarán el futuro del parasol y del equipamiento exterior?
—Estamos invirtiendo en materiales más livianos, mecanismos de apertura más sencillos, facilidad de transporte y mantenimiento. También en integración de tecnologías como motorización, iluminación avanzada y accesorios inteligentes. Todo esto para que el uso de la terraza sea tan natural como el de cualquier espacio interior.

Glatz en InteriHotel
—Vais a estar en InteriHotel. ¿Qué esperáis de vuestra participación?
—Es nuestra primera feria en España y tenemos grandes expectativas. InteriHotel es un foro de excelencia en diseño hotelero. Esperamos conectar con arquitectos, interioristas y hoteleros que entiendan el exterior como parte estratégica del negocio. Nuestro mensaje es claro: no se trata de comprar un parasol, sino de invertir en Glatz. Ofrecemos la solución de sombra más duradera, segura y rentable del mercado, con un compromiso claro con la sostenibilidad y la economía circular. Un parasol que no se rompe, que tiene repuestos para todo y que dura décadas, es el más sostenible posible.
—¿Tendréis productos en exposición?
—Sí, por supuesto. En nuestro stand J10 presentaremos el AluSmart, uno de nuestros modelos más versátiles, y un parasol de la serie Palazzo, nuestra joya de la corona. Quien los pruebe podrá sentir la suavidad del mecanismo, ver la iluminación LED RGB, los radiadores… Todo lo que hemos contado, pero en directo. Invitamos a todos los profesionales a visitarnos y descubrir lo que significa diseñar sombra con ingeniería suiza.
—Germán, para cerrar: ¿qué mensaje te gustaría dejar a los hoteleros que lean esta entrevista?
—Que piensen en el exterior como una extensión natural de su estrategia de marca y de rentabilidad. Un parasol no es solo sombra. Es diseño, experiencia de cliente y diferenciación. Y que recuerden que la calidad no se improvisa: se planifica. Desde Glatz estamos aquí para acompañarles en ese proceso y ayudarles a generar bienestar duradero.