
Media mañana del domingo 5 de octubre en el hotel Santo Mauro. Tres hombres clave del presidente Sánchez departen amigablemente en unos de sus salones. Se trata del hiperactivo Zapatero, expresidente del Gobierno; Pumpido, cabeza visible del Tribunal Constitucional; y Blanco, mandamás de uno de los lobbies más poderosos de España.
Están los tres solos, según cuenta The Objective, dolor de cabeza del sanchismo por sus exclusivas contrastadas y no rebatidas. Dato a tener en cuenta: los tres personajes se reúnen en el hotel de más lujo de un declarado zapaterista como es Antonio Catalán, en el cogollo de Chamberí. Catalán sigue siendo fiel al controvertido asesor de Maduro.
Los tres reunidos, prebostes fuera de Moncloa y Ferraz pero muy apegados a Sánchez, no son tres cualesquiera en la izquierda actual. Dos de ellos no ocupan cargos públicos pero como si los ejercieran, y el tercero es el hombre que decide en última instancia los asuntos más relevantes de la política española.
Zapatero: un expresidente de Gobierno que representa en España y otros países al imperio chino, que es consejero áulico del Gobierno venezolano, que alterna con el corrupto exsecretario de la Organización Mundial de Turismo, que tiene un tinglado con Moratinos para asesorías varias…
José Antonio Blanco, cabeza visible de un lobby, Acento, integrado por políticos de varios signos y que es de los que más factura desde la llegada de Sánchez al poder. El exsecretario de organización del PSOE y exministro, ha montado una máquina de hacer dinero con sus tentáculos en la izquierda dominante.
Conde Pumpido, presidente del Tribunal Constitucional, un jurista con un poder omnímodo a la orden de Sánchez y de la causa sanchista. Un ex fiscal general del Estado con Zapatero sin prejuicios con el mundo independentista y capaz de revertir unas condenas tan fragantes como los de los EREs.
Tres dirigentes de la progresía reunidos en una fresquita mañana dominical en un hotel de un empresario adinerado sin pañuelo palestino, pero como si lo llevara. Solo ellos saben de lo que hablaron, pero seguro que no del resultado del partido en el Bernabéu el día anterior. Un, dos, tres…tres banderilleros en el redondel.