
Los ferrocarriles austríacos tienen algunas líneas de tren nocturnas con cierto éxito. A raíz de ello y con la idea de que los viajeros podrían estar dispuestos a anteponer su ecologismo a la comodidad, los ferrocarriles franceses (SNCF), los alemanes (DB) y los austríacos (ÖBB) reabrieron dos rutas de trenes nocturnos que llevaban años sin ser operadas: una entre París y Berlín y la otra entre París y Viena.
Primero se relanzó la línea de Alemania, en 2021 y, dos años más tarde, la de Viena. Los gobiernos de los países afectados crearon unas subvenciones que pretendían financiar el período de reintroducción en el mercado.
Ahora, dos años más tarde, la subvención, que oscila entre un mínimo de cinco millones de euros y un máximo de diez, llega a su fin. Definitivamente, en 2026 no habrá subvención y parece que para 2026 no habrá tren nocturno porque los ingresos no bastan.
La tasa de ocupación de estos trenes no es mala, alcanzando el setenta por ciento, con 66 mil pasajeros en 2024. Pero eso no basta para financiar la ruta, cuyos costes son más altos. Los viajes se hacen tres veces por semana y no es diario, lo que reduce costes, pero también clientela.
Hay muchos ecologistas que culpan a las compañías ferroviarias de no haberse implicado. Estos trenes son hoy los únicos que salen de Francia por la noche, porque ya todo el tráfico o se ha ido al avión o a los trenes diurnos.
Las operadoras no han confirmado el cierre de los servicios, pero sí han dicho que sin subvención no pueden funcionar. En lo que resta de año habrá una definición y no reina precisamente el optimismo.