
El Mercat de la Boqueria, uno de los iconos turísticos y gastronómicos de Barcelona, afrontará una profunda reforma integral a partir del verano de 2026, con una inversión mínima de 12 millones de euros. Según informó el Ayuntamiento de Barcelona en un comunicado, las obras se prolongarán hasta 2027 y tienen como objetivo consolidar al recinto como un mercado de alimentación singular.

Turistas fotografiando productos en el mercado de la Boqueria de Barcelona. Fuente: Adobe Stock
El proyecto, aprobado con más del 90% de votos favorables por la Asociación de Vendedores del mercado, contempla la reconstrucción completa de la emblemática isla del pescado, la mejora de accesos y servicios, la renovación de los lavabos, el sistema de climatización y el edificio de oficinas. También se intervendrá en la fachada de la plaza de la Gardunya, con el fin de mejorar la accesibilidad, y se abrirá un pasillo central para facilitar la circulación de los visitantes y airear el espacio.
Además, los paradistas han aprobado un nuevo reglamento que garantiza que al menos la mitad de los puestos sigan ofreciendo productos tradicionales, mientras que la venta de productos elaborados no podrá superar el 50% de la oferta. El objetivo, en palabras del consistorio, es preservar el carácter alimentario y singular de la Boqueria, equilibrando tradición y nuevas tendencias de consumo.
En el ámbito energético, la reforma incluye la retirada de la actual cubierta de fibrocemento para instalar placas solares fotovoltaicas, en el marco del plan municipal para hacer los mercados de la ciudad más autosuficientes.
José Antonio Donaire: “La mejor estrategia turística en las áreas más congestionadas es, precisamente, la desturistización”
José Antonio Donaire, Comisionado del Ayuntamiento para el turismo sostenible de Barcelona, destacó en su perfil de LinkedIn que “para recuperar su singularidad y esencia, la Boqueria revertirá la tendencia de los últimos años. La propuesta del Ayuntamiento prevé una remodelación del espacio y un nuevo reglamento que limitará el peso de los productos de consumo inmediato, orientados a los turistas, para priorizar el producto tradicional”.
El comisionado subrayó, además, que esta reforma se enmarca en una estrategia más amplia: “Con el plan de Espacios de Gran Afluencia se están recuperando zonas de juego infantil y se potencia el comercio de barrio. Al mismo tiempo, el plan de usos de Ciutat Vella busca reducir las actividades comerciales destinadas al turismo masivo para favorecer usos más vinculados al vecindario”.
Según Donaire, todas estas acciones persiguen un objetivo común: “recuperar los espacios donde el sobreturismo ha desplazado la vida cotidiana. Garantizar los espacios para los residentes no es solo una estrategia ciudadana innegociable, sino también una decisión turística inteligente. Los visitantes valoran cada vez más la oportunidad de conectar con la autenticidad de los lugares, en lugar de encontrarse con paisajes banalizados y creados para el consumo superficial. La paradoja de las grandes ciudades europeas es esta: la mejor estrategia turística en las áreas más congestionadas es, precisamente, la desturistización”.