A grandes males, grandes remedios. Si es que bastan. Esta es hoy la actitud de la dirección de la low cost americana Spirit, que ha anunciado el cierre del 25 por ciento de todas sus rutas, en un último y desesperado intento para sobrevivir (Spirit, la low cost de EEUU, quiebra otra vez).
Hoy, Spirit está abierta porque la legislación americana permite que sus gestores intenten un último esfuerzo para salvarla. De lo contrario, ya habría cerrado. Es la segunda vez en este 2025 que suspende pagos, lo que da un indicio de la profundidad de su crisis.
Dave Davis, el máximo ejecutivo, dijo a los trabajadores en un escrito que estas medidas supondrán una reducción de plantilla. “Desgraciadamente, estas son medidas muy duras, necesarias para regresar en forma. Sabemos que esto añade incertidumbre, pero os iremos informando tan pronto como tengamos claras las decisiones”, en referencia a quiénes acabarán en la calle.
Los pilotos ya saben que 270 se quedan sin empleo ni sueldo el primero de octubre, aunque mantienen su relación con Spirit. Desde el 1 de noviembre, otros 140 serán rebajados de categoría, de comandantes a primeros oficiales.
La actitud sindical está siendo más pasiva que en la anterior oportunidad al entender que francamente ya no queda mucho para hacer. Es esto o cerrar. La dirección, al aplicar recortes muy modestos al principio de año, demostró que no bastaba para salir del agujero.
