
En breve, el aeropuerto de Santiago de Compostela va a reducir su horario de apertura. Aena adjudicó unas obras de remodelación de la pista, por valor de 26 millones, que se van a ejecutar durante quince meses y que implicará que entre el 23 de abril y el 27 de mayo no se podrá operar (Los recortes de Ryanair golpean de lleno a Canarias y Galicia).
Además, durante el resto del tiempo, se espera que haya restricciones a la operación normal. Así, se podría volar únicamente desde las 9 de la mañana a las 21 horas.
Normalmente todas las aerolíneas vuelan desde las seis –a veces hasta una hora más tarde– y hasta bien entrada la noche, por supuesto siempre después de las 21 horas. El horario de apertura es conflictivo, pero mucho más lo es el de cierre porque las aerolíneas corren el riesgo de, por un retraso, perder el derecho de retorno y tener que ir a otro aeropuerto, incurriendo en graves costos.
Obviamente, cualquier aerolínea que tenga aviones basados en un aeropuerto, sobre todo si tiene un control de costes tan feroz como el de las low cost, difícilmente puede aceptar mantener sus aviones en un aeropuerto en esta situación. Sobre todo si no es un aeropuerto estratégico en su red.
Probablemente, esta situación, que se mantendrá durante un plazo de quince meses, ha tenido influencia en la decisión de Ryanair de cerrar la base de Lavacolla, Santiago. Ryanair tiene una relación mínima con los entornos en los que tiene bases, precisamente para que, en caso de problemas, pueda marcharse.