
El verano turístico de 2025 ha dejado el protagonismo de gran damnificado al sector de los restaurantes. Datos de los pagos con tarjeta de crédito apuntan a descensos de ingresos en agosto que hasta rondarían el 30% menos que el año anterior. Aunque la ocupación de mesas no haya sido tan aguda, los consumidores han moderado su factura en comer y beber fuera.
Y esta tendencia también se ha sufrido por parte de los hoteleros. Marriott, la cadena con más habitaciones del mundo, ya admitió una bajada del gasto del viajero más allá del pago por su estancia. En la hotelería vacacional también se ha notado una moderación en el consumo de comidas fuera de la tarifa básica, o de servicios como masajes y bienestar.
Los hoteleros han visto contenidas sus cifras de pernoctaciones, aunque haya podido crecer el número de alojados, ya que la estancia media se ha reducido, provocando un alza de check-ins y check-out. Aunque los incrementos de precio se hayan concentrado en los establecimientos que han mejorado su calidad, también se han dado casos donde otros sin reforma han intentado aprovechar la fuerte demanda hacia España.
El bolsillo del ciudadano empieza a resentirse, sobre todo del alemán. La triple coyuntura de haber menguado su suministrador ruso de energía barata, su protector estadounidense, y su cliente chino, se ha traducido en una notable caída de viajeros desde ese mercado. Y con ello, el país ha vivido una temporada convulsa en cuanto a alterarse patrones clásicos muy asentados.