
Los familiares de algunas de las 346 personas que murieron en los dos accidentes del 737Max, el de Indonesia o el de Etiopía, están desde el miércoles pasado en Texas presionando para que el juez Reed O’Connor rechace el acuerdo entre el gobierno americano y Boeing para que no haya juicio penal por las negligencias que condujeron a estos siniestros (Nadie será culpable de las muertes de los 737 de Boeing).
Inicialmente, debía de haber un juicio penal entre el demandante, el ministerio de Justicia americano y Boeing, porque el primero aduce que el fabricante no cumplió con las exigencias después del primer accidente y, además, mintió sobre varios asuntos cruciales. Pero al llegar Trump al poder, las partes acordaron que no habría juicio. Únicamente el juez puede oponerse a este acuerdo y eso es lo que esperan los familiares.
El juez ofreció a las familias la posibilidad de exponer su punto de vista, después de lo cual tomaría una decisión. Como se imaginan, aquello está siendo un rosario de testimonios dramáticos en los que familias arruinadas exigen justicia.
El asunto es especialmente grave en el caso etíope porque ya había habido un accidente y desde que cayó el avión de Indonesia, Boeing había estado engañando a las autoridades. Incluso lanzó una campaña muy agresiva contra Lion Air por el primer siniestro. El juzgado acusó a Boeing de conspiración para defraudar al gobierno, por ocultar el sistema de control de vuelo MCAS, que sólo fue admitido tras el segundo siniestro.
Nada de esto interfiere la sanción económica de 2.500 millones de dólares a Boeing por estos engaños repetidos, pero la compañía se garantizaría que no hay cárcel para nadie.