
Muy al final de su mandato, Joe Biden permitió una legislación en Estados Unidos que se parece a la europea, por la cual una aerolínea que cancela su vuelo o que tiene retrasos importantes debe indemnizar al viajero, además de transportarlo a la mayor brevedad. En realidad, la nueva norma aún no ha entrado en vigor (Trump consigue que Japón compre 100 aviones Boeing).
Las aerolíneas americanas no estaban contentas, como es de imaginar, y han hecho presión sobre el gobierno de Donald Trump que no se ha resistido mucho y este viernes anunció que suspenderá la tramitación de la legislación.
La norma, muy similar a la europea, preveía hasta 300 dólares de indemnización en vuelos nacionales y hasta 775 en los internacionales, por retrasos de al menos nueve horas (en Europa el pago empieza en las tres horas).
Pete Buttigieg, el anterior secretario de Transporte, promotor de la legislación, acusó a su sucesor, Sean Duffy, ya con Trump, de ser un hombre al servicio de las aerolíneas. En realidad, es verdad porque en el pasado cobró de ellas para negociar acuerdos en Europa en su nombre.
La patronal de la aviación había admitido públicamente que pagó hasta 5,7 millones de dólares para la campaña de Trump, de la que podría ahora estar recibiendo la recompensa.