
Ya saben que hay una convocatoria de huelga de los controladores aéreos franceses para el próximo 18 de septiembre, a la que el Gobierno contestó de mala manera. Pero eso sólo ha sido el inicio. Las huelgas se amplían y las adhesiones aumentan (El gobierno francés planta cara a los controladores aéreos).
Ahora hay convocada una huelga adicional también para el miércoles 10, bajo el lema “Bloquearlo todo”. Y las dos protestas tienen mal pronóstico, en un entorno social que no ha hecho más que agravarse en los últimos años.
El paro del 10 tiene la participación de los empleados de los ferrocarriles. El 18, además de los controladores, se ha sumado también el personal ferroviario y el de la RATP, el transporte público de París. También el RER, sistema de trenes de cercanías de París, se ha adherido.
En la aviación, algunos sindicatos que ya tenían convocada la huelga del 18, se han adherido a la del 10. A los controladores se ha unido el personal de Air France que se opone a la supresión de los días festivos que implican una remuneración adicional.
Por supuesto, nadie en Francia ha dicho una palabra sobre el efecto de sus paros de controladores en el resto de Europa, dado que estas huelgas suelen alterar sustancialmente el tráfico sobre el espacio aéreo, incluso para los aviones que ni despegan ni aterrizan en el país.
Mientras tanto, la propia continuidad del gobierno está en entredicho, pero por falta de apoyos parlamentarios.