
Casi a diario, Boeing anuncia grandes operaciones comerciales que no hacen otra cosa que añadir optimismo en una empresa que pasó por momentos críticos (Boeing recupera su capacidad de producción más optimista).
En esta semana vendió 30 737Max a un lessor de Australia, que los va a colocar en el mercado cuando los tenga. Y este miércoles anunció una operación de gran calado económico: la venta de 60 Boeing 737 Max 10 y de siete 787-9 con opciones para añadir 25 737 más.
La operación tiene más interés aún porque se produce con WestJet, una aerolínea canadiense, país con el que Estados Unidos ha generado un grave conflicto por la imposición de aranceles.
WestJet empezó a volar en 1996 con apenas tres aviones 737. Hoy ya dispone de 150 unidades, todas Boeing.
La compañía ya tenía, antes de este encargo, otro pedido similar, de modo que ahora espera que Boeing le entregue 123 aviones en total.
Para Boeing, esta es una operación que se suma a una larga lista de ventas que están devolviendo a la empresa estadounidense a una situación de mercado menos mala que la que sufrió tras los accidentes de los dos B737 de Lion y Ethiopian respectivamente.