
Ramon Borrell, que en 2018 era CEO de Selenta, es acusado por la fiscalía y por el presidente de esa cadena, Jordi Mestre, de cobrar 605.000 de euros de la constructora a la que adjudicó las obras de la reforma del Princesa Sofía, y por la que la primera solicita 13 años de cárcel por un delito continuado de administración desleal y otro de corrupción en los negocios.
Considera que el entonces CEO, según La Vanguardia, “favoreció indebidamente” a la constructora Iron Global, pese a presentar el presupuesto menos competitivo y cuyo coste aumentó en dos millones de euros en tan solo cinco meses al imponer precios fuera de mercado, y que de este sobrecoste es de donde se habría pagado la supuesta comisión ilegal a través de una empresa interpuesta.
De su lado, Mestre señala que Borrell también cobró una comisión de un millón de euros de la constructora a la que adjudicó las obras del hotel Nobu, en la Torre Catalunya, llevado a cabo junto al actor Robert de Niro, en un caso que también fue judicializado pero que en este caso fue archivado” porque, según dice, “devolvió el dinero”.
Ramon Borrell, por su parte, señala que las variaciones de precio del proyecto “estaban justificadas” y que las supuestas comisiones eran trabajos realizados, lamentando que “me marché sin indemnización, sin previo aviso, de un día para otro después de siete años habiendo transformado una empresa con 9 millones de pérdidas en una con 15 millones de beneficio”.
Este caso se suma a otras polémicas recientes como el de la excontable de Globalia, Pilar Bonet, que desvió varios millones de las cuentas de la empresa hacia otras suyas y de su hija, o como a la controversia en la socimi Millenium, que llevaron a la salida de su entonces CEO Javier Illán (Hidalgo sufre la estafa más dolorosa).