
El sindicato de controladores aéreos franceses, SNCTA, ha anunciado que en estos días presentará formalmente el anuncio de huelga nacional para todo el día 18 de septiembre. Pide un aumento salarial acorde a la inflación y también cambios en el modo en que la profesión es gobernada (Francia suspende vuelos por la huelga de controladores).
En su anuncio, el sindicato dice que “durante años el control del tráfico aéreo se ha dirigido desde la desconfianza, las prácticas punitivas y los métodos de gestión degradantes”, por lo que exige al Gobierno, del que depende esta actividad, “un cambio profundo en el funcionamiento del departamento de operaciones”.
Los antecedentes a esta huelga son interminables. Los últimos paros fueron el 3 y 4 de julio, que provocaron 3.000 cancelaciones en Francia, que es lo que importa en la dinámica interior en el país vecino.
Sin embargo, en los países colindantes, España entre ellos, el problema de las huelgas del control aéreo francés estriba en que afectan las rutas que sobrevuelan el espacio aéreo de ese país, aunque sean vuelos que no toquen Francia. Las aerolíneas reclaman que en Francia, como en otros países europeos, sólo afecten a los vuelos interiores y no a los que sobrevuelan su espacio aéreo.
Ryanair, una de las empresas más perjudicadas, ha planteado en incontables ocasiones la necesidad de la intervención de Bruselas que no contesta ni se pronuncia. Francia es un país decisivo en el equilibrio de poder en la Comisión Europea (Ryanair sobre el paro francés: “Von der Leyen debe dimitir”).