
Belén Gualda, presidenta de la SEPI, ha estado estos días sofocantes en el Gran Hotel Miramar, cumbre de la hotelería malagueña y buque insignia de la cadena Santos. Gualda, granadina, ingeniera de Caminos, Puertos y Canales, regresó este martes a Madrid. Un cochazo la esperaba en la puerta del establecimiento inaugurado en 1926 por el Rey Alfonso XIII.
BG, una de las personas de confianza de María Jesús Montero, se puede permitir el lujo de alojarse en cualquier habitación de este impresionante edificio del paseo marítimo malagueño. Porque ella es el cargo público mejor remunerado de España, por encima incluso del que percibe la presidenta de Paradores, la compañera Raquel Sánchez: 251.000 euros al año.
La presidenta de la SEPI coincidió en el Gran Miramar con Roca Rey, el barbilampiño y juncoso torero que esa tarde de terral alternaba en la Malagueta, al doblar la esquina, con Manuel Escribano y David de Miranda, una terna de valor contrastado y de difícil parangón. El morlaco de Madrid de Belén Gualda para este miércoles humillaba más y no era nada peligroso.
En Mallorca, mientras tanto, Juan José Hidalgo le transmitía a su círculo más íntimo, allegados incluidos, que aspiraba a que la SEPI le condonara el préstamo exprés concedido a Air Europa en plena pandemia. Días antes de viajar a la capital balear, el propietario de Globalia también le expresó el mismo anhelo a su entorno más cercano de la Costa del Sol (Rescate Air Europa: 6 años para devolver el dinero).
El argumento del empresario salmantino para que le sea concedido el indulto de la SEPI es, según él, muy simple: distintos gobiernos europeos otorgaron durante el Covid considerables sumas de dinero, millones a palas a fondo perdido, a sus más relevantes aerolíneas. Y, de acuerdo con su tesis, Air Europa tiene el mismo derecho.
Sin discrepar de su razonamiento, los próximos más cercanos a Hidalgo padre, los que tienen la total confianza, le contrargumentan que este no es ni mucho menos el momento más propicio para que Air Europa pida siquiera un chavo a Moncloa, con el Gobierno y la mujer del presidente señalados judicial, política y mediáticamente. Pura fantasía a día de hoy.
Pero el charro, inasequible al desaliento a pesar de sus 84 años recién cumplidos y su delicado estado de salud, sigue erre que erre. La solicitud de condonación del préstamo no va a llegar al despacho de la presidenta de la SEPI porque no tiene el menor recorrido. En otro escenario, Belén Gualda estaría analizando el sueño del patriarca porque los escudos políticos de este son los padrinos de la presidenta.