
Javier Hidalgo regresó de Estambul la mar de exultante tras la reunión con los gestores de Turkish Airlines y el as en la manga de Etihad, que no arroja la toalla (Air Europa: Etihad se ofrece con Hidalgo en Turquía).
Hidalgo Gutiérrez hace unos 5 años que dejó de ser el máximo ejecutivo de Air Europa pero ahora es el jefe que pilota la venta de un porcentaje de la aerolínea no superior al 25 por ciento (Air Europa entrelazada al mundo musulmán).
El hijo de Hidalgo se arropa en las negociaciones en el director general de la compañía, Richard Clark, mientras que el CEO, Jesús Nuño de la Rosa, se mantiene prácticamente al margen.
Clark es un ejecutivo leal y fiel a los Hidalgo, que entró en Air Europa años antes que los propietarios, y a los que nunca abandonaría porque estos se portaron de forma maravillosa en un momento determinante de su vida.
Javier Hidalgo es un buen negociante, y así lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria, pero le falta un punto para llegar al nivel de killer del patriarca salmantino, un torbellino en los tratos.
La hoja de ruta de los Hidalgo se está cumpliendo a rajatabla: vender una participación menor—nunca por encima del 25 por ciento—para seguir controlando la empresa, tal como adelantó Preferente hace unos meses.
Y con ese dinero, entre 200 y 300 millones de euros, hacer frente al préstamo de la SEPI y dar prueba de solvencia económica ante las entidades financieras.
Juan José Hidalgo, quien en los dos últimos años está mucho más tiempo en España que en Dominicana, no se conforma con vender a Turkish —o Etihad—y, empecinado, aspira a un sueño irracional en los momentos convulsos que vive el Gobierno español.
En otro momento de la vida reciente del patriarca, cuando España era aún más denigrante—chalaneo puro—tal vez lo hubiera conseguido con sus amistades poltroneras.