
Un audio de Víctor de Aldama desvinculaba a Begoña Gómez de cualquier participación en el rescate de Air Europa. Varios grandes periódicos se hicieron un eco de la información con los espacios más privilegiados. Un día después, el comisionista decía públicamente que la esposa del presidente del Gobierno sí que había influido, pero ninguno de esos medios le dio espacio alguno a las declaraciones.
El asunto del rescate de la aerolínea de Globalia demuestra así no mirarse con objetividad, sino como una herramienta según los objetivos políticos de cada uno. Algunas informaciones se magnifican, y otras se ocultan aunque tengan el doble de valor, de acuerdo a cuanto beneficie o perjudique a la causa ideológica defendida por una organización, sea del tipo que sea.
Las pruebas actuales no permiten una conclusión objetiva, pero sí que alcanzan el rango de indicios sólidos que recomienden como mínimo una investigación más a fondo. Hay opciones que de ella no salga condena alguna, pero también hay una suma de elementos que colegie a pensar que hubo un trato de favor en la velocidad y en el monto, y unas contrapartidas maquilladas de varias formas.
Javier Hidalgo dijo que iba a llamar a Begoña Gómez para desbloquear el asunto. José Luis Ábalos se whatsappeaba sobre el asunto con Pedro Sánchez, el ‘puto amo’ en palabras de un Óscar Puente que sería el principal candidato a sucederle antes de convocar elecciones y regalarle a la derecha la opción de recuperar el gobierno y juzgar severamente a su hermano músico y demás entorno.
En unas semanas habrá novedades sobre el curso de la investigación, pues hay bastante información que sus protagonistas guardan para usarla en el momento más oportuno. Lo que parece improbable es que un presidente de Gobierno acabe condenado, por el daño internacional a la reputación de la democracia española. Antes caería todo su entorno, como ya está pasando, y ya ha pasado en el pasado.