
Air Europa, participada por Iberia, tendrá previsiblemente como nuevo socio o bien a Turkish o bien a Etihad. Y en el caso de ambas se trata de aerolíneas controladas por estados, y de carácter autoritario en distinto grado, donde la última decisión de casi todo lo importante la acaba tomando solo uno: el de arriba del todo.
Así, el probable futuro accionista de la aerolínea donde Globalia conservará su mayoría será una especie de sultán en el caso de ser la otomana, o de un emir si fuera la del Golfo. Recep Tayyip Erdoğan y Mohamed bin Zayed Al Nahyan, con distinto título según la tradición de cada nación, coinciden en venir ejerciendo con mano de hierro el mando desde el año 2014.
La trascendencia de este perfil quizás no pese tanto mientras Juan José Hidalgo continúe en primera fila, pero a nadie se le escapa que el peso del nuevo socio será determinante en un futuro a medio plazo. El cambio cultural que afronta Air Europa, descartados los candidatos europeos, será un aspecto importante, con la entrada de un actor musulmán, y con estrategias particulares.
Una gran pregunta sería sobre qué es lo que más valoran de Air Europa tanto el entorno del sultán como el del emir. Quizás sea la marca, o puede que la red de conexiones, aunque hay bastantes indicios que el atractivo puede venir de la moderna flota, y las posibilidades que ella les permitiría.
En definitiva, se viene un gran cambio en Air Europa, no tanto a corto plazo, pero claramente sí a medio plazo, y por ende, para la aviación española. Será una de las mayores operaciones aéreas de la historia nacional, después de un abultado y polémico rescate público, para acabar en manos de dos líderes de férrea autoridad, y haber enriquecido enormemente a sus actuales dueños.