
La buena noticia es que el grupo de aerolíneas propiedad Lufthansa ha tenido beneficios de prácticamente mil millones de euros; la mala noticia es que la grisura de sus resultados apenas ha cambiado y que estas cifras se deben a ganancias por impuestos y por cambios de moneda, y no salen de la operativa diaria (Lufthansa: los retrasos de Boeing y Airbus le cuestan 500 millones).
Sin embargo, las cosas no han ido a peor, porque ya estaban bastante mal. La facturación también subió en Lufthansa, un 5 por ciento, hasta los 10 mil millones (ligerísimamente más que Air France KLM).
El grupo de aerolíneas (Swiss, Air Brussels, Austrian, Ita, Lufthansa, Discover y Eurowings, además de Lufthansa City) ha transportado 61 millones de pasajeros en el primer semestre del año, apenas un 2 por ciento más. El segundo trimestre fue mejor que el primero. La ocupación de asientos está bastante por debajo de Air France, con apenas un 82 por ciento.
El balance del grupo se centra en describir el éxito en la integración de la italiana Ita. Igualmente, la historia de la falta de aviones, en parte por culpa de los fabricantes, en parte por el tremendo enredo de los asientos Allegris, se vuelve a repetir como en presentaciones previas.