
Karen Bass, la alcaldesa de la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos, ha firmado una ley municipal que obliga a que todo empleado de un hotel tenga un salario mínimo de 30 dólares la hora, lo que equivale a 25 euros, o sea 200 euros diarios. Los propietarios de hoteles han puesto el grito en el cielo.
La ciudad se encamina hacia el Mundial de Fútbol, el año que viene, seguido de los Juegos Olímpicos de 2028, con una ley que va a provocar conflictos.
Los hoteles de más de 60 habitaciones deben pagar desde este mes 25 dólares la hora y para los Juegos Olímpicos, 30. Los empresarios dicen que esa ley supondrá un impacto que acabará con las empresas turísticas en la ciudad. Rosanna Maletta, la presidenta de la Asociación Hotelera, denuncia que “el plan es económicamente desastroso, arruinará los beneficios, subirá los precios, afectará a los restaurantes, los eventos y a los pequeños comercios que viven del turismo”.
El turismo ha juntado ya cien mil firmas para pedir la paralización de la ley, con un referéndum que probablemente se podría celebrar de aquí a un año, porque los apoyos han sido suficientes, según ha confirmado el ayuntamiento.