
El 29 de diciembre pasado, un Boeing 737 de Jeju Air, con 181 pasajeros y tripulantes a bordo, se estrelló en el aeropuerto de Muan, en Corea del Sur, con únicamente dos supervivientes. La investigación, según publica el portal One Mile at a Time, está acabada, pero se ha armado un lío de presiones para que el informe diga esto o aquello (A toda velocidad y sin control: así fue el fatídico accidente del Boeing 737 coreano).
Sin embargo, las cosas empiezan a tener cierta claridad: el avión iba a aterrizar y chocó con una bandada de pájaros. Los dos motores resultaron afectados, pero mucho más el derecho que el izquierdo. El avión dio un giro buscando la pista urgentemente y una vez en ella, sin los motores y sin energía, no pudo parar y se estrelló contra un obstáculo que había al final.
Como ven, hay muchas causas detrás del accidente, pero lo que ha surgido de la investigación es que los pilotos se habrían equivocado a la hora de apagar los motores y pararon el izquierdo en lugar del derecho, cuando era el único que aún tenía cierta potencia. Como pararon el motor bueno, o menos dañado, y el otro estaba definitivamente bloqueado, el avión se quedó sin energía, al punto de que ni siquiera las cajas negras siguieron grabando el sonido de la cabina.
La investigación no encontró defectos en el Boeing 737. Tampoco se sabe qué capacidad tenía el motor izquierdo que se apagó, pero sí que era el menos afectado. El informe no se ha publicado, si bien se había hecho la convocatoria que se tuvo que cancelar por las protestas de los pilotos y de las familias. Estas se centran en el obstáculo que había al final de la pista, muy peligroso en una situación así, pero dentro de lo permitido legalmente. Los pilotos dicen que el borrador de informe es engañoso, que oculta las responsabilidades de la organización y que se busca encontrar un chivo expiatorio en los pilotos.