
La idea de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, en relación con Canadá, no era que su propio país terminara sufriendo, sino conseguir ventajas comerciales. Y la idea de Canadá, cuando respondió con similar dureza, no era espantar a los turistas del país vecino, sino parar a Trump. Pero la realidad es que los dos países están perdiendo cantidades de turistas provenientes del otro lado de la frontera y son las primeras víctimas de sus propias decisiones (Los canadienses provocan una caída del turismo en Las Vegas).
No obstante, tanto los americanos como los canadienses que se resisten a cruzar a ver el país vecino, veranean y lo hacen en casa, siendo tanto Estados Unidos como Canadá dos universos amplísimos en sí mismos.
Iniciada ya la temporada alta, las empresas turísticas de Canadá están comprobando que el gasto de sus conciudadanos en viajes a Estados Unidos está cayendo entre un 5 y un 10 por ciento; no obstante, dado que los viajes dentro de Canadá aumentan, el total del gasto turístico está aumentando entre un 2 y un 4 por ciento.
En el caso de los estadounidenses, los viajes en coche a Canadá están ahora mismo cayendo un 8,4 por ciento, con algunos negocios en las fronteras perdiendo hasta el 80 por ciento de su volumen de negocio habitual en estas fechas.
Canadá, pese a todo, ha aumentado su atractivo para los americanos ofreciendo entradas gratuitas a los parques nacionales y lugares históricos, descuentos en campings, descuentos e incluso viajes gratis en tren, y reducción de precios en los museos.
Canadá se beneficia este año de otro turismo: los ingleses están aumentando un 14 por ciento, los mexicanos un 22 y los chinos un 11.